El lector entendido en gastronomía sabe
que con distintas variedades de hongos (las levaduras y los mohos) se obtienen
los quesos, el pan o los vinos; el micólogo aficionado distingue las setas
(otra clase de hongos) que va a degustar; uno y otro se previenen de las setas
venenosas, pero probablemente ambos ignoren que las levaduras y los mohos
pueden ser igual de letales.
Los hongos son organismos que se
alimentan de materia orgánica muerta, concretamente, de restos de plantas y
animales; ellos y las bacterias son los agentes descomponedores por excelencia.
Los mohos, si bien no causan la putrefacción de los alimentos como lo hacen
algunas bacterias, alteran sus características organolépticas y los inhabilitan
para el consumo. No se creía que fueran muy peligrosos hasta los años sesenta
del siglo pasado, cuando en Inglaterra murió un gran número de aves de corral.
Los investigadores habían comprobado que el maní,
empleado como alimento de las aves, contenía un veneno producido por el hongo
Aspergillus flavus. Por primera vez se había identificado unas toxinas,
producidas por hongos, que enfermaban tanto a los animales como a los humanos.
En la actualidad, sabemos que los hongos productores de toxinas (diferentes de
las toxinas bacterianas) están ampliamente difundidos, y
también que son contaminantes frecuentes de los alimentos. ¿Es peligrosa su
ingestión? Un dato para valorar el riesgo: la exposición humana a altas
concentraciones de aflatoxinas produce necrosis, cirrosis y cáncer de hígado,
con hemorragia, edema y alteraciones en la digestión.
Varias especies de hongos Aspergillus,
encontrados habitualmente en los cultivos, producen las peligrosas aflatoxinas
cuando, durante la cosecha, están en un ambiente muy húmedo y cálido por largo
tiempo. ¿Hay motivo para preocuparse? La mayoría de los productos agrícolas
pueden ser invadidos por mohos productores de aflatoxinas durante alguna de las
etapas de su producción, transporte y almacenamiento; y los cultivos más
afectados son los cereales (maíz, arroz, trigo), las oleaginosas (olivo, soja,
girasol), las especias (pimienta, jengibre), y las semillas de algunos árboles
(almendras, nueces, cocos). Estimado lector, un par de observaciones más que,
espero, no te alarmen. La presencia de mohos en un alimento no indica la
presencia de aflatoxinas, sino el riesgo. Por otra parte, la ausencia de hongos
no garantiza que un alimento esté libre de aflatoxinas, pues éstas persisten
aún cuando el hongo haya desaparecido, o incluso pueden hallarse en la leche de
los animales alimentados con pasto contaminado. Querido amigo, no es oro todo
lo que reluce.
4 comentarios:
Estimado amigo
Las aflatoxinas, además inodoras e insípidas, es difícil eliminarlas pues resisten a la cocción.
Cordiales saludos
Epi
Estimado amigo:
La exposición a aflatoxinas se debe a la ingestión de comidas contaminadas: cereales (maíz, arroz, trigo), oleaginosas (olivo, soja, girasol), almendro, nueces y cocos.
Sí, pueden usarse como arma biológica; el presidente de Irak, Saddam Hussein, ordenó producir aflatoxinas con ese fin.
Saludos de Epi
Estimado amigo
Efectivamente, hay otras toxinas producidas por hongos diferentes de las aflatoxinas. Las primeras que se me ocurren son las producidas por el cornezuelo del centeno, que contamina los cereales y es muy tóxico.
Saludos cordiales
Epi
Estimado amigo
1º El champiñón común (Agaricus bisporus) contiene agaritina una sustancia cancerígena (según la IARC); si bien es verdad que el noventa por ciento de ella se destruye durante la cocción.
2º Un consejo médico sobre los "Trastornos producidos por setas comestibles" dice: recomiendo su consumo en pequeñas cantidades, siempre cocinadas y espaciadas en el tiempo.
Saludos
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