sábado, 5 de diciembre de 2009

Flavonoides, los hermosos colores del reino vegetal


Las dificultades que deben vencer los pioneros en cualquier tarea suelen ser máximas; así sucedió con los primeros vegetales que abandonaron el océano -o el rio- para establecerse en los continentes. Para adaptarse a la vida terrestre, las algas verdes necesitaban resolver varios problemas relacionados con el cambio de medio; uno de ellos consistía en evitar el daño de la radiación ultravioleta, mucho más intensa en la atmósfera que en el agua. Tenían que protegerse… y lo hicieron. Los ancestros de las plantas desarrollaron la facultad de sintetizar unos pigmentos, los flavonoides, que captan hasta el noventa por ciento de la luz ultravioleta e impiden su perniciosa acción destructiva. El invento les resultó beneficioso; tanto, que todas las plantas han conservado la capacidad para sintetizar tan útiles pigmentos. Sin embargo, cada grupo vegetal ha fabricado variedades diferentes que, con el tiempo, añadieron otras funciones a su tarea original. Algunos, los que dan nombre al grupo, proporcionan los tonos amarillos a muchos campos y bosques, otros, las antocianinas, son responsables de la mayoría de los rojos, azules y violetas de las plantas. Habrá quien crea que el color, más o menos hermoso, resulte intrascendente para la vida vegetal; yerra quien tan ingenuamente piense. El color de las flores atrae a los insectos polinizadores: sin ellos el vegetal no se podría reproducir. El color también hace más apetecibles a los frutos, para que los herbívoros se alimenten con ellos, y se facilite –así- la dispersión de las semillas. Los flavonoides no sólo actúan sobre el sentido de la vista, el olor que proporcionan a la planta puede hacerla más o menos apetecible, incluso el sabor, amargo de algunos de ellos, y desagradable para los animales,  confiere una protección adicional a la planta que los fabrica.
Estas polivalentes sustancias, que ejercen múltiples funciones en el reino vegetal, ¿presentan alguna utilidad para nosotros? La contestación es indudablemente afirmativa. Tienen unas propiedades medicinales inusitadas: su capacidad para proteger a los vegetales de los perniciosos rayos ultravioleta los convierte en unos antioxidantes magníficos, además, inhiben el crecimiento de las células cancerosas, tonifican el corazón, mejoran la resistencia de los capilares, impiden la formación de trombos en los vasos sanguíneos, rebajan el colesterol, regeneran el hígado, protegen la mucosa gástrica, y son antiinflamatorios, analgésicos, antivirales, fungicidas y bactericidas. ¿Es posible? No debe extrañarnos esta extraordinaria capacidad farmacológica pues conocemos cerca de diez mil moléculas de flavonoides diferentes y sabemos que muchas plantas tienen unas propiedades medicinales innegables.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, me presento: soy Drosera, una planta carnívora. Como sospecho que no conoces mis usos y costumbres te anuncio que yo también tengo antocianinas y las uso para atraer los insectos, pero no en las flores, como algún mentecato pueda sugerir. Sería absurdo que me alimentase con los amables insectos que vienen a polinizarme, por eso envío este mensaje para evitar la mala fama con la que cualquier malintencionado pudiera difamar a mi pueblo. Cierto que hemos modificado las hojas y con ellas atrapamos los insectos con los que nos alimentamos; pero ninguno de los que nos ayudan, como acabo de resaltar.
Adiós, acabo de leer el artículo y certifico que en él no hay nada que demuestre mala fe ni inquina hacia ninguna de mis hermanas, como me habían anunciado.

Drosera x25z91
Representante de todas las hermanas que viven en las turberas españolas.

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

En los arándanos, ciruelas, manzanas, naranjas y fresas -todos ellos manjares exquisitos- se encuentran flavonoides.

Saludos

C.