sábado, 19 de diciembre de 2009

El peligro amarillo


¿Sabe el astuto lector cuál fue la primera nación americana que se independizó después de los Estados Unidos? Seguro que no. El occidente de La Española –una isla caribeña- se independizó de Francia con el nombre de Haití. Contaron con un aliado inesperado para convertirse en la primera república negra del mundo, y en una de las pocas rebeliones de esclavos culminada con éxito. Durante la revolución de 1802, más de la mitad de los soldados franceses muertos no fallecieron a causa de las armas, la enfermedad los llevó al cementerio. La primera fase de la fiebre amarilla –que así se llamaba el aliado de los haitianos sublevados- cursa con fiebre elevada, pasado este período leve, el paciente mejora y los síntomas desaparecen. Aproximadamente uno de cada seis infectados desarrolla la fase siguiente de la temible enfermedad, aparecen síntomas como la ictericia (el tinte amarillo de la piel), las hemorragias y la fiebre, el deterioro hepático o renal termina con la muerte de la mitad de los pacientes, el resto se recupera sin secuelas. ¿Qué agente biológico, qué asesino silencioso e implacable imita a los humanos en su vesania? Un virus, causante de devastadoras epidemias en el pasado, que no ha dejado de actuar en la actualidad, ha provocado doscientos mil enfermos y unas treinta mil muertes, en el año 2001, en las regiones tropicales de América y África.
Los americanos que vivieron en los dos siglos anteriores a 1900 coincidían en que, cuando los habitantes de una ciudad comenzaban a volverse amarillos a montones y a tener vómito negro, lo único que podía hacerse era emigrar, porque no había obstáculo que detuviera al asesino amarillo; el microbio seguía asesinando hasta que harto, dejaba de matar. Hoy sabemos que un virus, el transmitido por la picadura de la hembra del mosquito Aedes aegypti, es el responsable de tanta desgracia. También sabemos que, aunque no existe un tratamiento específico, existen dos formas de prevención: o bien hay que vacunarse o bien hay que evitar la picadura de los mosquitos. La vacuna es la medida más eficaz contra el contagio, que recomienda la Organización Mundial de la Salud a cualquier viajero que salga de las áreas urbanas de América Central, América del Sur y África Subsahariana. A quienes prefieran el segundo remedio les recordamos que el mosquito abunda en zonas alrededor del agua estancada limpia, y que sólo pica durante el día. ¡Protéjanse!

1 comentario:

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

Aedes aegypti es el mosquito portador de la fiebre amarilla, del virus del dengue, del chikunguña, Zika y Mayaro; es difícil encontrar otro animal que transmita tantas y tan peligrosas enfermedades para la humanidad. Afortunadamente para los europeos, no vive por encima del Sahara.

Saludos
Epi