sábado, 3 de octubre de 2009

Imposibles saltos de los peces cuánticos

En una época en la que el fútbol es el espectáculo más popular, el escritor y un biólogo se distraían debatiendo sobre el multitudinario deporte. Mientras juzgaban las ventajas de jugar en campo propio o extraño, se les coló en la conversación la no localidad del mundo. ¿Qué querría decir eso? Casi sin quererlo se habían topado con una propiedad que los científicos observaron hace años, pero que comienzan a comprender ahora. Creemos que el mundo es local, porque estamos seguros de que sólo podemos mover un objeto –una piedra, por ejemplo- tocándolo directa o indirectamente; sin embargo, los experimentadores han observado que dos partículas –dos electrones o dos fotones- separadas varios kilómetros pueden comportarse de manera sincrónica, sin necesidad de intermediarios, sin tocarse. El entrelazamiento cuántico, que así se nombra al fenómeno, engendra una insólita intimidad entre las partículas y nos convence de que la realidad no es local.
Las partículas se comportan más o menos así: un pez (una partícula) se mueve en una laguna tan oscura que es imposible verlo. El pescador (un biólogo) piensa que, antes de morder la carnada, el pez se movía en el agua; nunca se le ocurriría pensar (como aseguran los físicos) que el pez realmente está disuelto en toda la laguna. Otro pescador coge dos pececillos y los arroja en una segunda laguna. ¿Qué hay ahora en el agua? Una combinación de dos peces solubles que forman un ente innombrable. Vaciemos esta laguna en dos exclusas iguales y separadas un centenar de metros. Mi amigo lanza su caña de pescar en una exclusa y el autor –que no tiene caña ni le gusta la pesca- va a la otra exclusa y se tiende a descansar. Al cabo de un rato, escucha el grito de alegría de su amigo cuando un pez muerde el anzuelo. Lo que ignora mi amigo –desconoce los entramados de la mecánica cuántica- es que en el mismo momento que él saca un pez, el otro pez también salta del agua a la hierba en la segunda exclusa. ¿Cómo sabe un pez, lo que hizo el otro, para imitarlo? 
¿Qué dice la física sobre esto? La mecánica cuántica sostiene que la acción instantánea a distancia es posible, sin embargo la teoría de la relatividad restringida prohíbe la existencia de mensajes instantáneos. ¿Se trata de teorías contradictorias? Aunque en el año 1932, John von Neumann argumentó que no se contradicen, sospecho que los físicos se encuentran en un apuro.puro.

2 comentarios:

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

Albert Einstein consideraba axiomático el principio de localidad: ninguna influencia puede propagarse a más velocidad de la luz, con otras palabras, dos objetos suficientemente alejados uno de otro no pueden interaccionar, cada objeto sólo puede ser influido por su entorno inmediato.

Para Einstein el entrelazamiento cuántico –como el de los peces- no podía existir: planteó su imposibilidad en la famosa paradoja EPR, un experimento mental que Einstein, Podolsky y Rosen publicaron en 1935. En 1964, John Bell propuso la forma de verificar la paradoja por vía experimental. Los experimentos efectuados por A. Aspect (1981) confirmaron la no localidad y la teoría cuántica.

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

La teoría clásica de la física está inspirada en las leyes de Newton: se trata de una teoría que respeta la localidad (dos objetos alejados no pueden interaccionar de manera instantánea). Las teorías de la relatividad de Einstein también son clásicas: respetan la localidad. La mecánica cuántica no es clásica, no se respeta la localidad: dos objetos alejados pueden interaccionar de manera instantánea.

Cordiales saludos
Epi