Aventuro que la
vida de Mario Capecchi, Nobel de Medicina en el año 2007, proporcionará, en un
futuro no lejano, un magnífico guión para una película de Hollywood. Sólo
quince años separan a un jovencísimo ladronzuelo italiano de un doctorando cuya
tesis dirige James Watson, el codescubridor de la estructura del ADN. Mientras
su madre permanecía en el campo de concentración de Dachau, y sin familia que
lo atendiese, el futuro Nobel dormía en edificios bombardeados y robaba pan en
las calles de la Italia en guerra. Recién llegado a los Estados Unidos, ingresó
en la escuela con nueve años, sin saber inglés, ni leer ni calcular. Dice el
Doctor Capecci: los genios deben buscarse lo mismo en las exquisitas mansiones
que en las humildes cabañas. La sociedad debe educar a los parias, incluso a
los pilluelos malnutridos y analfabetos que vagan por las calles, porque no se
puede predecir quienes van a descollar. ¡Tiene razón! Su propia vida lo atestigua.
¿Y qué hizo
Mario Capecchi para merecer el Nobel? Desarrolló la técnica de sustitución
dirigida de genes: un investigador altera cualquier gen del genoma de un ratón,
e introduce el gen cambiado en una célula; a continuación permite que se
desarrolle un embrión cuyas células contienen el genoma alterado. Evaluando las
consecuencias sobre el desarrollo del animal genéticamente anormal, el biólogo
puede desentrañar las peculiaridades del gen en cuestión. Concretemos: si el
investigador sospecha que un gen determinado participa en el desarrollo cerebral,
crearía embriones de ratón cuyo gen normal estuviera anulado. Si debido a esa
operación nacieran ratones con malformaciones en el cerebelo, sabría que el gen
usado era decisivo para la formación del cerebelo.
La sustitución
génica ha despertado un gran entusiasmo entre los expertos; probablemente,
porque pretenden averiguar cómo intervienen los genes de los mamíferos en los
procesos biológicos, y los métodos clásicos, fructíferos para abordar estos
procesos con bacterias, gusanos o moscas, no se adaptan bien a seres más complejos.
Los experimentadores esperan que las pruebas de sustitución génica con los
ratones resulten útiles a los humanos: tanto para iluminar el desarrollo
embrionario o la constitución del sistema inmunitario, como para entender el
funcionamiento del cerebro, y también para averiguar cómo ciertos defectos
genéticos se traducen en enfermedades. Aún más, ya se aplica esta técnica para
causar enfermedades en ratones, -entre otras, el cáncer y la aterosclerosis-,
primer requisito para abordar su curación. Impacientes aguardamos el diseño de nuevas
terapias.
2 comentarios:
Estimado amigo
Los premios Nobel se otorgan, algunas veces a nuevos descubrimientos que aumentan el caudal de conocimientos de la humanidad, otras al desarrollo de técnicas o instrumentos científicos que permiten una mejor observación de la naturaleza.
En el año 2014, por ejemplo, el Nobel de medicina se concedió por el descubrimiento de unas células del cerebro que ejercen una función concreta; el mérito del Nobel de Química consistió en el desarrollo de la microscopía fluorescente (que permite conocer mejor las enfermedades de Alzheimer y Parkinson).
Estimado amigo
Ya he escrito en otro lugar que el español Francisco M. Mojica, junto con Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna, es favorito para conseguir el Nobel cualquier años de estos.
Saludos
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