sábado, 8 de marzo de 2008

¿Los seres vivos son máquinas?


Acierta Arthur Koestler cuando afirma que “cuando uno se mira en el espejo después de haber leído “El mono desnudo” [escrito por Desmond Morris], ya no se ve de la misma manera.” La comparación del comportamiento del Homo sapiens –un mono muy parlanchín, sumamente curioso y multitudinario- con el de otros mamíferos, ante el sexo, la crianza, la lucha o la alimentación, nos depara sorpresas inauditas; tantas como la lectura de “El gen egoísta” de Richard Dawkins; ambos libros tienen el inmenso mérito de hacernos reflexionar profundamente sobre las repercusiones de la evolución biológica en la naturaleza humana. Concretamente, el propósito del segundo libro, según su autor, es examinar la biología del egoísmo y altruismo; y resulta obvia la importancia del tema pues afecta a toda nuestra vida social. Resalto, antes de continuar con la crítica, una oportunísima advertencia del profesor Dawkins: “No estoy defendiendo una moralidad basada en la evolución. Estoy diciendo cómo han evolucionado las cosas.”
Reproduzco algunas de las discutidas tesis de doctor Dawkins “la unidad fundamental de selección,… no es la especie, ni el grupo, ni siquiera, estrictamente hablando, el individuo. Es el gen”. El primer reproductor fue una molécula, se trata del primer gen sobre el que empezó a actuar la selección natural. ¿Serían estas moléculas reproductoras seres vivientes? Carece de importancia -argumenta el eminente biólogo-, los reproductores que sobrevivieron fueron aquellos que construyeron máquinas de supervivencia para vivir en ellas. “Nosotros, al igual que todos los demás animales somos máquinas creadas por nuestros genes”. Ante esta rotunda y polémica afirmación aventuro un comentario: me resulta difícil asumir la hipótesis de Dawkins. Sospecho que los campos que siembra la biología a finales del siglo XX, ya los trilló la física en el siglo XIX. ¡Y no se trata de ningún menosprecio! La teoría de la relatividad, la mecánica cuántica o la teoría del caos han obligado a los físicos a abandonar la interpretación que considera al mundo como una gigantesca máquina (en otras palabras, han renunciado al determinismo): el universo, para suerte o desgracia nuestra, resulta mucho más complicado y apenas comenzamos a penetrar en sus velados secretos. Considero que los ecosistemas, los animales o los humanos, son entes más complejos (¡y no digo que no puedan llegar a entenderse!) que las máquinas y que el azar juega un importante papel en la evolución biológica.

2 comentarios:

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

Sospecho que, en unos pocos siglos, los humanos habremos colonizado el sistema solar; quiero decir con eso que viviremos en satélites y planetas diferentes de la Tierra. Pero considera que unos pocos siglos, muchísimo tiempo para los historiadores, no significan nada desde el punto de vista biológico. No hay ninguna diferencia corporal entre un humano que vivió en el paleolítico y un español actual. Por poner una cifra (discutible): durante los últimos cincuenta mil años los humanos, desde el punto de vista biológico, no hemos cambiado.

Voy a imaginar y especular un poco (aunque es peligroso hacerlo): una colonia de humanos viaja al planeta Galleta de una estrella, lo coloniza y permanece aislada cien mil años. Probablemente después de ese tiempo los galletanos y los terrestres serían especies diferentes. Pero no podemos afirmar que unos se hayan quedado rezagados, pues ambos se habrán adaptado a su ambiente, ni siquiera podemos afirmar cuál de las dos colectividades sería más inteligente. Acabo haciendo dos asertos: la evolución, amigo mío, nunca se estanca, las especies, si cambia su ambiente, cambian para adaptarse a él. Por otro lado piensa que no todos los cambios son a mejor, la mayoría de los cambios son a peor; después de todo si tienes un vehículo bien construido y haces un cambio al azar lo más probable es que empeores el coche. El orden, es decir la vida y la civilización, son absolutamente improbables en un universo donde impera el desorden y el azar.

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

Resumida en pocas palabras, la teoría del caos es una rama de las matemáticas aplicable a los sistemas complejos que, incluso siendo deterministas, son muy sensibles a las condiciones iniciales; de tal manera que pequeñas variaciones en las condiciones iniciales pueden implicar grandes diferencias en el comportamiento futuro, que imposibilitan la predicción.

Saludos cordiales de Epi