sábado, 27 de julio de 2024

Vitamina A


La vox populi asegura que las zanahorias, debido a la gran dosis de de betacaroteno que contienen, son buenas para la salud ocular: ¡cierto! Pero muchos profanos creen que las zanahorias también mejoran la visión nocturna, y esto es totalmente falso. Durante la Segunda Guerra Mundial los bombarderos alemanes atacaban la ciudades inglesas por la noche para evadir las defensas antiaéreas. Para mantener en secreto el invento de un radar de intercepción aérea, los militares británicos declararon a los periódicos que el éxito defensivo nocturno de sus pilotos se debía a una alta ingestión de zanahorias, para mejorar su visión nocturna. Afortunadamente para los bombardeados, los alemanes se creyeron el bulo.
Aclaremos el asunto. Dentro del cuerpo humano, el betacaroteno que contienen las zanahorias, se rompe en dos moléculas iguales, moléculas que tienen dos posibilidades de transformación: pueden convertirse en vitamina A, que los bioquímicos llaman retinol, o bien se transforman en ácido retinoico, una de las hormonas presentes en nuestro organismo. El retinol puede oxidarse y, convertido en un componente del pigmento visual, captar la luz e iniciar el proceso de visión. El modo de actuación de la hormona es bien diferente: el ácido retinoico viaja unido a una molécula de albúmina en la sangre, atraviesa la membrana de las células diana y se une a un receptor presente en el núcleo de las células diana; allí hay dos tipos de moléculas receptoras: el RAR y el RXR. Los receptores RXR forman parejas, ya sea con RAR, con el receptor de la hormona tiroidea o con el receptor de la hormona procedente de la vitamina D. Cuando el ácido retinoico se une a la pareja RAR-RXR el conjunto actúa como un agente químico (un factor de transcripción); tal agente dispara una serie de procesos que comienzan con la unión a una región concreta del ADN y finalizan con la transcripción de los genes diana. Los receptores RXR -activados por el ácido retinoico- regulan la expresión de los genes que intervienen en el desarrollo embrionario, la diferenciación celular y la proliferación celular; también intervienen en la inmunidad y participan en los mecanismos que controlan la reacción inflamatoria. Como ya habrá deducido el sabio lector la deficiencia de vitamina A en las mujeres embarazadas puede producir malformaciones y retraso mental en el infante; y no desdeñamos que el deficit de la vitamina en los adultos los haga más proclives al cáncer.

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