sábado, 3 de febrero de 2024

Nubes


En el año en 1281 el tiempo meteorológico salvó a Japón de la invasión mongola; en el año 1588 libró a Inglaterra de la invasión española por la Armada Invencible; el tiempo en la estepa rusa derrotó primero a Napoleón y después a Hitler. En la actualidad, la sequía en África -el tiempo meteorológico, de nuevo- trae inmigrantes a Europa. Sí, la meteorología desempeña un papel esencial en la historia.
Llamamos tiempo meteorológico al estado de la atmósfera en un momento y en un lugar concreto, medido por la temperatura, la presión, el viento, la humedad, la precipitación y la nubosidad. Son relativamente fáciles de medir las cinco primeras: solamente debemos disponer de termómetros, barómetros, anemómetros, higrómetros y pluviómetros; la observación visual se usa a menudo para la determinación de la última, nubosidad que afecta no sólo al tiempo, sino al clima de una manera fundamental.
Antes de la revolución industrial la concentración de dióxido de carbono atmosférico -doscientos ochenta ppm- se mantuvo invariable durante miles de años, a partir de ese momento comenzó a aumentar hasta que en el año 2017 superó cuatrocientos; a mitad de siglo se habrá duplicado la cantidad inicial. Como consecuencia de ello el planeta se calienta y el aumento de temperatura se predice entre dos grados y cuatro y medio, dicho en palabras, entre lo malo y lo catastrófico. ¿A qué se debe el margen de la predicción? A las nubes, nubes que cubren el setenta por ciento del planeta en todo momento. 
Algunas nubes, las altas y transparentes, refuerzan el calentamiento porque atrapan el calor reflejado por la superficie; otras -las nubes bajas y opacas- enfrían porque impiden que la radiación solar llegue a la superficie. Las variaciones en la cantidad, latitud y altitud de las nubes, así como las proporciones de agua líquida e hielo que las componen, calientan o enfrían el planeta; en resumen, un mínimo cambio en la nubosidad tendrá amplias repercusiones. Mayor cantidad de nubes altas aumentaría el calentamiento, más nubes bajas enfriaría: ninguno de ambos efectos se ha observado. Si se ha observado que las nubes altas se forman a mayor altitud, que las nubes se desplazan hacia los polos y que las nubes tienen menos hielo y más agua; los dos primeros efectos calientan la superficie del planeta, el tercero la enfría. Si se cuantifican los tres efectos comprobaremos que el calentamiento supera al enfriamiento. El sabio lector extraerá sus propias conclusiones. 

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