sábado, 10 de febrero de 2024

Microbios humanos


Estéril en la placenta, nuestro cuerpo adquiere al nacer, si el parto es vaginal y no a través de una cesárea, un montón de microbios; tantos y tan variados, que hacia el primer año de vida sostenemos uno de los ecosistemas microbianos más complejos del planeta. Billones de microorganismos lo componen: bacterias, arqueas, hongos y virus, un conjunto de seres vivos -la microbiota- único en cada uno de nosotros. Cien mil millones albergamos en la saliva, el doble en la piel y la mitad en el intestino delgado, diez veces más en la placa dental y la décima parte en el estómago; en el intestino grueso hallamos más del noventa por ciento: treinta y ocho billones de microbios, muchos más que todas las células humanas de nuestro organismo; y la biodiversidad es inmensa, se han analizado más de mil doscientas especies distintas; cantidad que se ha de matizar porque el estilo de vida, el estrés y una dieta abundante en alimentos ultraprocesados nos ha hecho perder biodiversidad bacteriana. 
¿Nos beneficia o perjudica la microbiota? Hay microbios que viven en la mucosa que recubre a las células intestinales y colaboran con nosotros, no sucede lo mismo con los que flotan en el intestino y pueden resultar perjudiciales. Comentemos algunos de los posibles efectos. Parece que es posible revertir el deterioro orgánico debido a la edad utilizando la microbiota intestinal: durante dos meses unos investigadores alimentaron ratones viejos con heces de ratones jóvenes: los viejos mejoraron algunas capacidades cognitivas, como el aprendizaje y la memoria a largo plazo. Hacemos un inciso para mostrar nuestra comprensión por las dificultades que tienen los investigadores para hacer pruebas con los humanos; ante la renuencia de los voluntarios a someterse a tan escatológicos experimentos. Continuamos. Los microbios pueden lograr que algunas células intestinales, las que contienen la máxima cantidad de serotonina del organismo, envíen señales al cerebro que afectan a nuestra percepción del bienestar. Probablemente la microbiota influya en la obesidad: sospechamos que las células del intestino, inducidas por los microbios, envían señales al hipotálamo para indicar que estamos saciados. En caso de deficiencia inmunitaria, la microbiota puede activar algunas células inmunitarias: incluso llega a suprimir la inflamación intestinal. Por último, recordamos que sólo las bacterias del intestino grueso son capaces de sintetizar la imprescindible vitamina B12. Ante tal multiplicidad de acciones el sabio lector comprende la necesidad de analizar las heces humanas, para identificar todos los microorganismos que contienen.

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