La diferencia fundamental entre las ciencias naturales y las otras ciencias consiste en su capacidad de predicción. La física, química, biología, astronomía, geología o meteorología pronostican el futuro (también sus márgenes de error). Confío en ellas. En tal fecha Marte estará en tal sitio; espero y compruebo que el planeta está donde se había asegurado.
Este exordio se debe a mi interés por saber que sucederá si la cinta transportadora oceánica se detiene (en el pasado lo hizo). Dieciséis mil años atrás el calor derritió grandes glaciares marinos: el cambio consecuente en la densidad del agua detuvo las corrientes oceánicas y durante más de un milenio fueron habituales temperaturas bajo cero en algunas partes del mundo.
La cinta transportadora oceánica es una corriente de agua marina que, como su nombre indica, transporta agua caliente del ecuador al polo, o sea, transporta calor de latitudes bajas a altas. Si se detiene, el polo norte se volverá más frío, el ecuador más cálido y en las regiones de latitudes medias el contraste de temperaturas será mayor: se agudizarán los fenómenos meteorológicos extremos; fuertes vientos, lluvias y sequías más intensas, que ocasionarán inundaciones o incendios. Los cambios meteorológicos afectarán a los ciclos vitales de las plantas que proporcionan alimento a la humanidad. ¿Podrán cultivarse cereales, frutales y hortalizas en las mismas regiones? En resumen, si la corriente oceánica se detuviera, el clima cambiaría, sobre todo en la región limítrofe con el Atlántico Norte, cuya temperatura bajaría cinco o más grados centígrados; Europa y América del Norte podrían experimentar largos períodos de temperaturas inferiores a cero. La economía, y en particular la agricultura, de la región se vería muy perjudicada.
Reflexionemos ahora sobre unos datos proporcionados por la NASA en el año 2022. Durante el año el hielo marino aumenta y disminuye al ritmo del paso de las estaciones. Desde que los satélites toman datos (1979), la extensión máxima del hielo ártico ha disminuido el trece por ciento cada década, y la extensión mínima ha disminuido dos y siete décimas por ciento cada década. Esto significa que el hielo marino ártico disminuye, aunque existan años sin cambios o con un ligero aumento, y que el Ártico ha perdido en invierno alrededor de un tercio del volumen de hielo marino durante las últimas dos décadas. En concreto, durante el invierno ártico de 2022 la cantidad de hielo marino registró la décima cifra más baja. ¿Se detendrá la cinta transportadora? ¿Cuándo?
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