El químico Ascanio Sobrero descubrió un explosivo líquido muy potente en el año 1847; pero resultó tan inestable que hasta 1875, otro químico, Alfred Nobel, no encontró manera de utilizarlo con seguridad: lo hizo mezclando la nitroglicerina -así se llamaba el explosivo- con otras sustancias para obtener la estable dinamita.
Situémonos ahora en la vecindad de las fábricas de la dinamita recién descubierta. Los médicos que atendían a los trabajadores enfermos de angina de pecho (dolor en el pecho que sufren quienes padecen estrechez de las arterias que suministran sangre al corazón) observaron que sus pacientes mejoraban durante la semana laboral y empeoraban durante el fin de semana. Sorprendido ante semejante rareza, William Murrell experimentó con la nitroglicerina -en el año 1878- para aliviar la angina de pecho; y tan acertado estuvo en el tratamiento que todavía hoy se usa, mediante parches en la piel o pastillas bajo la lengua.
¿Cómo actuaba la nitroglicerina? Tenemos que hacer un inciso para recordar una de las varias maneras de comunicarse que tienen las células. Unos enzimas receptores (llamados guanilil ciclasas), situados en la membrana celular, se activan por una molécula mensajera externa a la célula; sintetizan entonces otra sustancia, un segundo mensajero (su nombre, GMPc, no importa) que se encarga de la ejecución dentro de la célula. Así sucede en el corazón: una enzima (óxido nítrico sintasa) sintetiza óxido nítrico; esta molécula difunde fuera de la célula que lo fabrica hacia las células vecinas; en éstas activa una guanilil ciclasa; ésta produce GMPc, quien desencadena unas reacciones que obligan a que disminuya la intensidad de contracción de las células que forman el músculo cardíaco. Ya tenemos la explicación: la nitroglicerina relaja el corazón porque se descompone lentamente produciendo óxido nítrico.
Pero la búsqueda de fármacos que alivien la enfermedad continuó. Uno de ellos, el sildenafilo no servía como tratamiento; sin embargo, los pacientes comunicaban, como efecto colateral, que notaban una prolongada duración de sus erecciones. Inmediatamente la compañía farmacéutica cambió de estrategia: decidió comercializar el medicamento -conocido ahora por Viagra- para el tratamiento de la disfunción eréctil. ¿Explicación? El músculo liso de los vasos sanguíneos (los del pene también) contiene una enzima guanilil ciclasa que si se activa produce vasodilatación; pero el nuevo fármaco inhibe la enzima y, por tanto, el músculo permanece contraído.
Anotaré, por último, que Alfred Nobel sufrió angina de pecho y no usó la nitroglicerina que le prescribieron… falleció de enfermedad coronaria.
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