sábado, 19 de febrero de 2022

Defunción galáctica


En las galaxias continuamente se están creando y destruyendo estrellas: un ciclo que un imaginario observador calificaría sin dudarlo de majestuoso. Ahora bien, el suministro de materia para la formación de estos bellos luceros es finito; una vez que las estrellas hayan agotado el hidrógeno, por haberlo convertido en elementos pesados, la formación estelar se detendrá. No se inmute el preocupado lector, pues esperamos que la actual era de formación estelar continúe durante los próximos cien mil millones de años… compare esta cifra con cinco mil millones, edad que aún no ha cumplido universo. 
Los astrónomos observan en sus telescopios dos clases principales de galaxias: aproximadamente la mitad son galaxias vivas, donde se forman estrellas, la otra mitad son galaxias muertas, donde no se forman estrellas. Las galaxias espirales, como la Vía Láctea, producen nuevas generaciones de estrellas, porque tienen densas nubes moleculares de gas hidrógeno y así continuarán mientras no agoten sus reservas de materia; en las galaxias elípticas (como la M87), en cambio, se forman pocas estrellas porque disponen de poco hidrógeno gaseoso. Corrobora esta teoría el descubrimiento de que las galaxias muertas contienen mayores cantidades de metales que las galaxias vivas (para los astrónomos, los elementos más pesados ​​que el hidrógeno y el helio son metales); resulta lógico este resultado, porque los metales son el resultado de la fusión del hidrógeno y el helio estelares. 
¿Dónde se encuentran los depósitos del hidrógeno galáctico? En las gigantescas nubes moleculares, regiones en el interior de una galaxia en las que la densidad de materia es suficientemente alta, y la temperatura suficientemente baja, como para que puedan existir moléculas; las de dihidrógeno, las más copiosas, le siguen en abundancia el monóxido de carbono y cientos de otras diferentes. Estas nubes moleculares suelen ser tan extensas y masivas (llegan a un millón de veces la masa del Sol) que se fragmentan en un elevado número de trozos; el nacimiento de las estrellas ocurre precisamente en una cualquiera de esas regiones, cuando sufre una inestabilidad gravitacional que la obliga a contraerse.
No es Jorge Guillén uno de mis poetas preferidos, sin embargo, y tratándose de las galaxias, recuerdo, para terminar, estas palabras suyas: 
Qué importa a la Creación
Galaxia de más o menos
Si la soledad es tan
Densa como el universo.
Ayudadnos, oh deidades,
A urbanizar el modesto,
Modestísimo suburbio
De los hombres.
                                         Y querednos

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