sábado, 9 de noviembre de 2019

Las bacterias intestinales y el apéndice


     En el cuerpo humano hay más bacterias que células humanas, ¡nada menos!, cerca de un kilo y medio de nuestro peso son bacterias; la mayor parte del total, unas cien billones de cuatrocientas especies diferentes, está en el sistema digestivo. En el colon (parte del intestino grueso), donde la comida pasa entre uno y dos días, las bacterias suman cerca de novecientos gramos, la mitad de su contenido; de hecho, la flora bacteriana intestinal realiza la mayor parte del trabajo digestivo que se efectúa en el colon. Aunque en menor concentración, también el intestino delgado contiene bacterias digestivas; a todas ellas deben sumarse las bacterias de la vagina, que protegen de las infecciones, las que prosperan en las narices, en los ojos, en los oídos y en la boca (entre quinientos y seiscientos tipos distintos), y las que viven en la piel, donde hay hasta cien mil por cada centímetro cuadrado. Afortunadamente, sólo cien de las dos mil especies bacterianas que aloja nuestro organismo, pueden ser perjudiciales; y a esta mínima proporción deben su mala fama.
     Si ya nos hemos convencido de la importancia que tienen las bacterias intestinales para la salud de cualquiera de nosotros, podemos examinar sin prejuicios los argumentos sobre la necesitad del diminuto apéndice que le han extirpado a siete de cada cien personas: pues ese es el número de operados de apendicitis. Tan gran cantidad de pacientes, entiendo yo, se debe a que, hasta hace poco, en las universidades se enseñaba que el apéndice no desarrollaba función alguna en el organismo: se trataba de un órgano vestigial, carente de importancia; tal vez por eso, sospecho, unos investigadores detectaron que, en los EEUU, una de cada seis operaciones se hace en apéndices normales: o sea, ¡que los cirujanos operaban por si acaso! Los fisiólogos, recientemente, han hallado que este pequeño órgano de diez centímetros de largo, no sólo forma parte del sistema inmunitario que nos protege tanto de las agresiones externas como de las internas, sino también sirve para dar cobijo a las bacterias beneficiosas del intestino cuando hay alguna emergencia; parece que el apéndice actúa como almacén de bacterias beneficiosas, para repoblar el intestino después de una infección por bacterias patógenas y lograr que retorne a un estado saludable. Recapitulo: si bien la amputación de un brazo gangrenado nos salva la vida, nadie se amputa un miembro sano: ¡hagamos lo mismo con el apéndice!


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