sábado, 16 de noviembre de 2019

¿Es tóxico el aluminio?



     Me preguntaron sobre la inocuidad del papel de aluminio y fui incapaz de emitir un juicio porque carecía de argumentos en que basarme. Después de leer algunos artículos, especialmente una revisión de la toxicidad del mencionado metal hecha por Roberto Fernández-Maestre (en el año 2014) ya tengo una opinión formada.
     Comienzo por la conclusión: el aluminio no constituye una amenaza para la salud en condiciones normales (o sea, si las personas tienen los riñones sanos, hacen un consumo equilibrado de alimentos, la ingestión de agua presenta unos niveles aceptables del metal y usan los fármacos con moderación). Si no… el aluminio produce enfermedades óseas, hepáticas y anemia, no obstante, los desórdenes más graves se deben a su acumulación en el cerebro: porque inhibe enzimas y deforma algunas proteínas; ambos efectos provocan la acumulación de placas de aluminosilicatos en las neuronas que, sabemos, causan encefalopatías mortales; no debe sorprendernos, por tanto, que se le relacione con la enfermedad de Alzheimer, el mal de Parkinson, la esclerosis lateral amiotrófica y el síndrome de Down. Y cabe destacar que sólo desde el último tercio del siglo pasado conocemos la toxicidad de este metal.
     Cada uno de nosotros ingerimos de tres a cinco miligramos diarios de aluminio, cantidad que varía según cuál sea la alimentación (por esta vía entra el noventa por ciento), la composición del agua (diez por ciento) o los medicamentos consumidos. Compuestos de aluminio se usan en la preparación de algunos quesos, en la levadura química y en los antiácidos; los alimentos infantiles pueden tener altas concentraciones del metal, lo que convierte a los lactantes en un grupo de riesgo ya que ellos no han desarrollado completamente la capacidad renal. Afortunadamente, la porción de aluminio absorbida es una pequeña fracción de la ingerida, si bien el ácido cítrico, presente en limones y naranjas, la aumenta de seis a veinte veces. Los riñones eliminan de quince a cincuenta y cinco microgramos diarios del aluminio absorbido, pero cuando se sobrepasa la capacidad de excreción, algo del metal se deposita en los tejidos, donde puede alcanzar niveles tóxicos. ¿Quienes pueden tener, entonces, exceso del metal? Las personas sometidas a diálisis con agua que contiene abundante aluminio, los pacientes con úlcera gastrointestinal tratados durante largo tiempo con hidróxido de aluminio y aquellos ciudadanos que consumen aguas que tienen una elevada cantidad del metal; ya mencionamos antes el peligro que supone el aluminio para los lactantes.

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