Después
de debatir largo y tendido, con un amante del vino, sobre la mayor o
menor toxicidad del alcohol etílico buscaba alcoholes saludables;
por distintas razones, dos sustancias me han llamado la atención.
Además de la sacarosa, glucosa y fructosa algunas frutas como las
peras, manzanas, cerezas y melocotones contienen cantidades
apreciables de sorbitol, un compuesto usado como edulcorante
que
contiene menos calorías que la sacarosa y
no favorece la aparición
de las caries. Me sorprendió, sin
embargo, averiguar
que puede ser un factor de riesgo de
las cataratas. ¿Es
posible? La
lente ocular (el cristalino) toma
oxígeno y glucosa del humor acuoso (el líquido
que llena la parte frontal del ojo). Cuando el
cuerpo no controla
bien la
glucosa (en
la diabetes),
sube su concentración
en el humor acuoso, lo que inflama
la lente, afectando a
la claridad de la visión; por
si fuera poco, el
cristalino contiene
una enzima que convierte la glucosa en sorbitol, que
se deposita
en él y
lo vuelve
más opaco;
en conclusión, a
la larga, se forman cataratas.
Frutas,
legumbres, cereales y nueces contienen mucho inositol. El organismo
también es capaz de sintetizarlo y ésta es la razón por la cual,
aunque relativamente escaso en el cuerpo, no se considera una
vitamina. Las funciones de esta versátil molécula son muy variadas:
interviene en la transmisión de señales, en concreto de la
insulina; también interviene en el montaje del citoesqueleto, en el
crecimiento nervioso, en el control de la concentración de iones
dentro de las células, en el mantenimiento de la electricidad de las
neuronas, en el metabolismo de las grasas, en la expresión de los genes,
y en la actividad de la serotonina. De tan variadas funciones, el
sesudo lector puede colegir que la carencia de esta versátil
sustancia puede acarrear distintos males, desde la esterilidad
masculina e infertilidad femenina, hasta neuropatías como el
insomnio, la angustia, el estrés y la depresión. Algo más puedo
decir de esta última. Los investigadores han comprobado que las
personas deprimidas tienen niveles más bajos de lo habitual de
inositol en su líquido cefalorraquídeo; recordemos que el inositol
participa en la acción de la serotonina, un neurotransmisor que
opera en la depresión. Por esta razón, se ha recomendado inositol
para el tratamiento de la depresión: la evidencia preliminar sugiere
que podría ser tan efectivo como un antidepresivo habitual y, supongo,
con muchos menos efectos adversos. ¿El inconveniente? ¿Tal vez que
es barato?