sábado, 20 de abril de 2019

Clatratos


Aún no es rentable, pero la carrera hacia su explotación ha comenzado. Se llamen clatratos de metano, hidratos de metano o hielos de metano, el nombre no importa; en el año 2000, se iniciaron los esfuerzos por cuantificar su abundancia y aprovecharlos como combustible. Se estiman unas reservas que duplican las conocidas de los combustibles fósiles, repito, duplican la cantidad global de petróleo, gas natural y carbón sin extraer. Y ya se sabe los lugares donde existen: en los fondos marinos y en el permafrost de las regiones polares, o sea en Alaska, Canadá y Siberia.
¿Qué es un clatrato? Se trata de una sustancia química formada por una red cristalina de moléculas, habitualmente agua sólida que, en circunstancias especiales, retiene en su interior moléculas de otras sustancias, sin que haya enlaces entre las moléculas de la jaula y el huésped. El agua, a temperaturas muy bajas y presiones muy altas, contiene cavidades capaces de albergar moléculas de un gas, como el oxígeno, nitrógeno, dióxido de carbono, metano, sulfuro de hidrógeno, argón o kriptón; celdas que, si están vacías, son inestables y colapsan para formar hielo convencional. Los químicos ya han pensado en posibles usos para los clatratos: como una opción de almacenamiento, de hidrógeno gaseoso, por ejemplo; si bien la elevada presión requerida para mantener su estabilidad vuelve prohibitiva tal tecnología.
Uno de ellos, el clatrato de metano (cuya densidad es menor que el agua) se presenta como un cristal de hielo inflamable; pues si se le acerca una llama, libera el gas metano de su interior, que arde. Es un compuesto inestable que, al disminuir la presión o aumentar la temperatura, se descompone espontáneamente en agua y metano (ciento sesenta y cuatro litros de gas metano, cada litro de clatrato); ésta es la dificultad que presenta su extracción. La abundancia de los clatratos de metano en la Tierra es una fuente de preocupación. Si el aumento de la temperatura oceánica liberara el metano de los depósitos de clatratos, la temperatura global aumentaría cinco grados; porque además de la cantidad del gas emitido debe considerarse que el efecto invernadero del metano supera veinte veces al del dióxido de carbono; los océanos y la atmósfera terrestres se alterarían como lo hicieron durante la extinción biológica masiva del Pérmico-Triásico o en el máximo térmico del Paleoceno-Eoceno: una crisis para la vida y no digamos para la civilización.

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