sábado, 23 de marzo de 2019

La gravedad afecta al color de las estrellas


Cualquier teoría científica se fundamenta en observaciones o experimentos; son éstos quienes la validan o falsean; la autoridad, bondad o prestigio de su autor no cuentan, sólo valen las pruebas. Y la teoría general de la relatividad no iba a ser menos; una de las más contundentes pruebas de la validez de las ideas de Albert Einstein sobre la gravedad se fundamenta en la predicción de la existencia de ondas gravitatorias. En el año 2015, los científicos las detectaron por primera vez; la señal se debía a la fusión de dos agujeros negros de masa estelar, distantes de nosotros mil trescientos millones de años luz.
En otro experimento, menos famoso, interviene el color de las estrellas para confirmar la teoría. A quienes estén familiarizados con el sonido de una ambulancia que cambia de tono (llámese frecuencia) cuando se acerca o aleja del oyente, no les sorprenderá que el mismo efecto que percibió su oído también pueda detectarse si la fuente en movimiento emite ondas de luz en vez de ondas sonoras. Escrito con otras palabras, los físicos han comprobado que la velocidad afecta al color (la frecuencia) con que se ve la luz. Resaltada esta influencia, nada hacía pensar a los físicos que la gravedad también pudiera afectar a los colores de una luminaria; y aquí intervino la teoría de la relatividad general, que predice que la gravedad, inesperadamente, afecta al color de las estrellas. De la teoría de Einstein se colige que debería cambiar el color de una estrella, si pasara por una región donde existiera una gravedad muy intensa. Hasta el año 2018 no pudo comprobarse tal aserto; porque no existen cerca de la Tierra lugares donde la gravedad sea desmesurada. Ahora bien, sabemos que Sagitario A, un agujero negro supermasivo (que alberga la masa de cuatro millones de soles), ubicado en el centro de la Vía Láctea, a veintiséis mil años luz de distancia, crea el campo gravitatorio más intenso de nuestra galaxia; también hemos averiguado que alrededor de él orbitan estrellas. Los astrónomos se fijaron en una de ellas, S2; y comprobaron que su luz se volvía más roja, cuando pasaba cerca de Sagitatio A (a veinte mil millones de kilómetros), moviéndose al tres por ciento de la velocidad de la luz: las predicciones teóricas coincidían con los datos proporcionados por los observadores: la teoría quedaba testada… de nuevo. Así funciona la ciencia.

No hay comentarios: