Las
cuatro elegías tituladas “Llanto por Ignacio Sánchez Mejías” constituyen una de
las más destacadas composiciones poéticas españolas; Federico García Lorca las dedicó
a su amigo torero, muerto en 1934 a causa de una cornada. Presente en numerosas
religiones y símbolo de fuerza y de fertilidad, el toro forma parte de la
civilización occidental y de la cultura española en particular. Conocemos los
hogares de los toros domésticos, los establos, pero probablemente ignoramos el
hábitat de los toros bravos, protagonistas de las corridas.
La
dehesa, entre tres y medio y cinco millones de hectáreas localizadas en
Extremadura, Andalucía y Castilla, es uno de los ecosistemas más singulares de
la península ibérica; a semejanza de la sabana, está formada por enormes
praderas de gramíneas salpicadas con árboles dispersos, que contienen dos
estratos vegetales: el arbóreo constituido por especies del género Quercus
(fundamentalmente encinas, alcornoques y quejigos productores de bellotas) y el
herbáceo, más variado. Además de toros de lidia y caballos pura sangre, de raza
española, las dehesas acogen ochocientos mil cerdos ibéricos, ocho millones de
ovejas, tres millones de cabras y más de un millón de vacas esparcidos entre dieciséis
millones de alcornoques. Y no he mencionado a las especies cinegéticas ni las
aves domésticas.
El
origen de dehesa se remonta a hace unos seis mil años, mucho antes de los
periodos romano y medieval, cuando el hombre neolítico intervino en el bosque mediterráneo
original, poco aprovechable para sus necesidades, y eliminó parte de la masa
arbolada para conseguir espacios abiertos en donde pacer el ganado. Su
expansión se remonta a la Edad Media, y el vocablo hace referencia a un terreno
acotado y dedicada a pastos, a los que acudían los ganados trashumantes en
invierno. Resultado de la evolución del bosque primigenio en el que se ha establecido
un equilibrio entre los árboles y los pastos, la dehesa es un sistema de
explotación ganadera ocupado por pastizal y arbolado productor de bellota y
corcho. La dehesa, en resumen, es un ecosistema generado por el hombre cuando
éste eliminó parte de la cobertura arbustiva del bosque original para
compatibilizar la actividad económica forestal con la ganadera. Respuesta humana
ante los suelos pobres y el clima hostil, constituye un ejemplo de equilibrio
natural entre la explotación del bosque y su conservación.
Afortunadamente,
no siempre la intervención humana sobre un ecosistema resulta desastrosa.
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