sábado, 16 de diciembre de 2017

Moléculas


Los químicos saben que no hay más de un centenar largo de átomos diferentes en la naturaleza; y casi todos ellos tienen una curiosa propiedad: les gusta unirse entre sí. Lo hacen formando grupos autónomos de unos cuantos átomos, que han llamado moléculas. El átomo de oxígeno, del aire que respiramos, nunca se halla sólo: forma una pareja con otro, y así lo hallamos en la atmósfera, como molécula de oxígeno. ¿Cómo lo hace? Los átomos contienen en su corteza electrones que actúan como pegamento de unión. No siempre se unen parejas; el ozono, que nos protege de los peligrosos rayos ultravioleta, está constituido por moléculas que contienen tres átomos de oxígeno. Los átomos que se unen tampoco tienen que ser iguales: la molécula de una de las sustancias más característica de nuestro planeta, el agua, está formada por un trío de átomos, concretamente dos hidrógenos y un oxígeno. Un cuarteto y quinteto atómicos famosos son las moléculas de amoníaco, que tan mal huele, y de metano, componente del gas natural. Por supuesto, hay moléculas mayores: de nueve átomos, como el etanol, el alcohol responsable de las muertes de jóvenes en la carretera, o de algunos miles de átomos como la molécula de hemoglobina que da color rojo a la sangre o el colágeno, la proteína más abundante del cuerpo humano.

Las moléculas pequeñas, de dos o tres átomos, suelen encontrarse en estado gaseoso, es habitual que moléculas medianas, como el octano de la gasolina, formen líquidos y que las grandes, como la sacarosa, la gelatina y la cera, permanezcan en estado sólido. Esta generalización no es todo lo buena que debiera, y el agua constituye la excepción más flagrante, porque si bien es verdad que las moléculas grandes suelen formar sólidos, las moléculas pequeñas, dependiendo de la clase de átomos que las compongan pueden hallarse en los tres estados: aminoácidos como la glicina o triptófano y azúcares como la glucosa o fructosa forman hermosos cristales, al contrario que el venenoso alcohol metílico o el ácido acético del vinagre que permanecen líquidos. Todavía hay otra consideración que debiera hacerse: incluso las sustancias formadas por las moléculas más pequeñas, que constituyen los gases habituales, si se enfrían lo suficiente, se solidifican. Los químicos han observado en la naturaleza enormes rocas hechas de aire sólido, de nitrógeno concretamente, su componente mayoritario: viaje a Tritón el lector escéptico, y allí, en el satélite del planeta Neptuno, podrá comprobarlo.

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