sábado, 9 de diciembre de 2017

Envidiosos y confiados


La teoría de juegos es una rama de las matemáticas que examina el comportamiento de las personas que tienen que tomar decisiones ante un dilema; y las consecuencias de las decisiones varían dependiendo de lo que disponga el otro contendiente. Sobre este enrevesado asunto versa un estudio publicado en la revista Science Advances -en 2016- por Anxo Sánchez, Yamir Moreno, Josep Perelló y Jordi Duch. Los investigadores analizaron el comportamiento de varios cientos de voluntarios ante un centenar de dilemas sociales, con opciones de colaborar o perjudicar a los demás. Posteriormente clasificaron a los individuos según el comportamiento que habían mostrado. La novedad consiste en que todas las clasificaciones previas prefijaban las clases de comportamiento antes del experimento, en lugar de dejar que sea un sistema externo el que clasifique a posteriori las personas mediante un algoritmo informático, y establezca de forma imparcial los grupos más lógicos. El ordenador agrupó al noventa por ciento de la población en cuatro tipos de personalidad: los envidiosos, que constituyen el grupo mayoritario, el  treinta por ciento de la población, son aquellos a los que no les importa la ganancia obtenida, siempre que sea superior a la de los demás; los optimistas, que representan al veinte por ciento, deciden pensando que el otro va a escoger lo mejor para ambos; los pesimistas, también el veinte por ciento, eligen la opción menos mala porque creen que el otro les perjudicará; y los confiados, otro veinte por ciento, cooperan siempre, ganen o pierdan. Un quinto grupo indefinido (diez por ciento), que el algoritmo no pudo clasificar, abarca personas que no responden a ninguno de los patrones anteriores. Lo realmente curioso es que el algoritmo informático podría haber obtenido un amplio número de grupos y, sin embargo, ha proporcionado una clasificación con sólo cuatro tipos de caracteres.
Intentaré explicar la clasificación mediante una analogía: dos personas pueden cazar jabalíes si permanecen juntas, pero solas sólo pueden cazan liebres. El envidioso elegiría cazar liebres, para evitar que el otro le iguale; el pesimista, liebres porque así se asegura que tiene algo; el optimista, jabalíes porque es lo mejor para ambos; y el confiado, que coopera siempre, jabalíes.
Concluyo recordando que la capacidad de predecir el comportamiento humano en los procesos de negociación es una herramienta útil, tanto para las empresas como para los gobiernos o para la gestión de cualquier organización. ¿Alguien lo duda?

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