sábado, 18 de febrero de 2017

Falsos recuerdos


Me lo contó el protagonista, hombre con una imagen y vestuario sumamente estrafalarios. Terminada su jornada laboral, se marchaba paseando desde su oficina hacia su hogar. A mitad de camino fue reconocido por una viandante y detenido por la policía como exhibicionista. Su fortuna consistió en que durante la hora del delito aún estaba con sus compañeros en el trabajo. ¿A qué se deben estos aparatosos fallos de la memoria? Elisabeth Loftus y John Palmer han estudiado el efecto de la información engañosa. En un trabajo publicado en 1974 con el título “Un ejemplo de la interacción entre el lenguaje y la memoria” describen dos experimentos. En el primero, a unos sujetos se les proyectan varias películas sobre accidentes automovilísticos; después deben contestar a un cuestionario. La pregunta clave que interesa evaluar es ¿con qué velocidad estiman los espectadores que se mueven los coches en el momento del choque? La estimación más alta de la velocidad depende del verbo que se emplea para designar el choque: estrellar, colisionar, contactar, golpear, acercar. Cuanto más fuerte fuese el verbo (estrellar) más rápida era la estimación de la velocidad. Los psicólogos habían demostrado que el verbo usado en la pregunta podía sugerir una respuesta. El segundo experimento se realizó una semana más tarde. Los psicólogos comprobaron que quienes habían estimado más alta la velocidad eran más propensos a contestar afirmativamente la pregunta ¿has visto algunos vidrios rotos? Lo sorprendente era que la película no contenía escenas en las que apareciesen cristales rotos. Parece que las preguntas planteadas sobre un suceso pueden causar que se reconstruya la memoria sobre el suceso.
El experimento muestra que es muy fácil implantar falsos recuerdos o modificar un recuerdo real, un recuerdo de un suceso reciente vivido en un estado normal. Y ahora hago las siguientes preguntas ¿Jueces y policías saben que los testigos pueden equivocarse de buena fe? ¿En algunos casos los psicólogos pueden, sin advertirlo, hacen creer a sus pacientes que han sufrido supuestas violaciones infantiles? ¿Los historiadores son conscientes del fenómeno cuando interrogan a los actores de hechos pasados? ¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?
Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales,
jugando llamarán;
pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha al contemplar;
aquellas que aprendieron nuestros nombres,
esas... ¡no volverán!

            Ignoro cómo funciona la memoria de las golondrinas, pero la de los humanos –sin duda- comete errores estrepitosos.

1 comentario:

L. Manteiga Pousa dijo...

Es un tema muy preocupante este, sobre todo para todo el ámbito de lo penal.