sábado, 28 de enero de 2017

Gigantescas nubes moleculares


Las estrellas que vieron los faraones, o Aristóteles, o El Cid no se hallaban donde las vemos ahora. Sí, el cielo ha cambiado a lo largo de los siglos, las estrellas no están fijas, se mueven, cambian de posición en el firmamento y ello es un motivo de asombro para muchos profanos lectores. Más les sorprenderá todavía si les cuento que a veces la luz de casi todas las estrellas, salvo las más próximas, desaparece. Sucede este fenómeno cuando el Sol atraviesa alguna de las gigantescas nubes moleculares de la Vía Láctea - ya lo hizo cinco veces en su historia y tardó dos largos millones de años en hacer el viaje-. Por cierto, ¿cree el aficionado lector que la mayor parte de la materia orgánica del universo reside en los planetas? Yerra. La materia indispensable para construir los seres vivos se halla en las gigantescas nubes moleculares de las galaxias. ¡Qué le vamos a hacer! Y ya que hemos comenzado a familiarizarnos con las gigantescas nubes de materia galácticas, clasificadas como nebulosas, nos queda algo por decir de ellas, quizá lo más importante: son los viveros de las estrellas.
Estas enormes nubes frías –decía-, formadas por gas y polvo, comienzan a encogerse debido a la atracción de su gravedad. Al disminuir su tamaño, la colosal nube se fragmenta; y cada fragmento se vuelve tan caliente y denso, que se inicia dentro de él una reacción nuclear. Cuando la temperatura alcanza diez millones de grados, se ha convertido en una estrella.
Aisladas de su entorno galáctico las nubes gaseosas gigantes colapsarían transformando su materia en estrellas en menos de diez millones de años. No ha sucedido así. Transcurridos diez mil millones de años desde el nacimiento de nuestra galaxia, pueden verse todavía muchas estrellas jóvenes emergiendo de las nubes de donde nacieron. ¿Por qué toda la materia no se ha transformado en estrellas? Inferimos que debe existir una compleja interacción entre las nubes y el entorno galáctico que regula el proceso de formación estelar. Las estrellas jóvenes proporcionan energía a las nebulosas, las estrellas masivas y viejas, al morir, explotan como supernovas que dejan cenizas de las que surgirán las futuras generaciones de estrellas.
Curioso lector cuando contemple el cielo de innumerables luces adornado sepa que, aunque la mayoría de las estrellas visibles en la noche se formaron hace más de mil millones de años, el proceso de creación de estrellas no ha cesado todavía. 

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