sábado, 19 de marzo de 2016

Metanógenos


El alarmado lector sabe que el cambio climático antropogénico amenaza la supervivencia de la civilización; sabe también que el dióxido de carbono emitido a la atmósfera por el uso de combustibles fósiles es la primera causa del peligro. Impedir el paso de dicho gas a la atmósfera constituiría un logro técnico extraordinario. A este asunto y no a otro se dedica desde hace veinticinco años un querido amigo con el que almorcé. Ya que la comida no me satisfizo (mal condimentada y cara), sí lo hizo, por lo menos, la conversación, quizá debería decir el monólogo durante el que me explicó cómo convertir los residuos urbanos orgánicos en metano; no en dióxido de carbono como sucede habitualmente, sino en metano, el gas natural que también se usa en la cocina. Y no soy yo quien efectúa el trabajo, me aclaró varias veces, sino unas bacterias, o mejor unos seres parecidos a ellas, unas arqueas.
Empezaré por el principio. En presencia del oxígeno la materia orgánica se trasforma en dióxido de carbono; pero ¿qué sucede cuando no hay oxígeno? (los bioquímicos dirían en condiciones anaeróbicas). La biomasa se descompone en dióxido de carbono e hidrógeno, sustancias que utilizan las arqueas metanógenas para obtener energía y expulsar metano; no usan el oxígeno para respirar, sino el dióxido de carbono y emplean el hidrógeno como combustible. Un uno por ciento, aproximadamente, del dióxido de carbono atmosférico convertido en materia orgánica por los seres vivos, regresa de  nuevo a la atmósfera después de haberse transformado previamente en metano, un billón de toneladas, que no está nada mal.
¿Dónde hallar a estos conspicuos seres vivos? Las arqueas metanógenas mueren en presencia de oxígeno; por lo que hay que buscarlas en ambientes carentes del gas: en los terrenos pantanosos y en sedimentos acuáticos; pero también en el intestino de muchos animales; concretamente, la nutrición de los rumiantes (vacas y cabras incluidas) sería imposible si los metanógenos presentes en su aparato digestivo no digiriesen la celulosa en compuestos utilizables por el animal. Y no sólo los rumiantes necesitan estos microbios, una de cada tres personas, tiene metanógenos en el colon que fermentan los carbohidratos indigeribles, produciendo metano que es expulsado mediante flatulencias ¡Quién iba a decir que habiendo comenzado con amenazas a nuestra civilización acabáramos con amenazas al olfato! ¡Cierto!… mucho menos peligrosas.

3 comentarios:

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

Los gases expulsados por el ano son: nitrógeno (componente en mayor proporción), oxígeno, dióxido de carbono, metano e hidrógeno. El mal olor se debe a los compuestos de azufre también expulsados, aunque en cantidades minúsculas: sulfuro de hidrógeno principalmente.

Saludos de Epi

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

La proporción en el aire del dióxido de carbono, aunque muy influyente en la climatología terrestre, es minúscula: apenas algo más de cuatrocientos ppm; y no te olvides que eso significa que en cada 1000 litros de aire hay cuatrocientos mililitros de dióxido de carbono.

Saludos de Epi

C. Armesto dijo...

Estimada amiga

1º Las arqueas son microorganismos de una única célula que, como las bacterias, carecen de núcleo.

2º En el pasado las arqueas fueron clasificadas como bacterias, pero se ha comprobado que tal clasificación era errónea, porque las arqueas tuvieron una evolución diferente y, también, muestran diferencias bioquímicas con las bacterias.

3º No se conocen arqueas patógenas.

Saludos