sábado, 13 de febrero de 2016

Monopolos


Dice un viejo refrán castellano “Cuando el diablo no sabe en qué perder el tiempo, con el rabo se espanta las moscas”. Al escritor se le ocurren mejores maneras de invertir el tiempo, una de ellas, consiste en averiguar qué criterios manejan los científicos para decidir la bondad de una teoría física. Albert Einstein distinguía dos, la confirmación externa, esto es los experimentos que aseguran la validez de la teoría, y la perfección interna, que mide el grado de consistencia y simplicidad lógica. Y, añadía el sabio, confieso que soy incapaz de proporcionar definiciones más precisas. La falta de perfección interna de la teoría de Maxwell, que rige todos los fenómenos eléctricos, magnéticos y ópticos, molestó a Paul Dirac, el sabio que había predicho la existencia de la antimateria: le incordiaba la aparente asimetría de las ecuaciones. Para que la interacción entre el campo eléctrico y el magnético fuese simétrica, en el año 1931, elaboró una teoría cuántica del electromagnetismo en la que introdujo los monopolos magnéticos: eliminaba así las -para él- desagradables anormalidades.

¿Qué son los monopolos a los que se refería el sabio inglés? Un imán tiene dos polos —apellidados norte y sur respectivamente—; pero si se corta un en dos partes, cada una tendrá de nuevo los dos polos magnéticos: no existe un polo norte o uno sur aislado, un monopolo. Según la teoría propuesta por Dirac los monopolos magnéticos, de existir, serían partículas que poseerían la mínima carga magnética y tendrían el comportamiento de un polo magnético aislado norte o sur; se asemejarían a los electrones y positrones, que tienen la mínima carga eléctrica (negativa o positiva, respectivamente).

¿Existen los monopolos en la naturaleza?  Ningún experimento los ha encontrado hasta ahora. ¿Ninguno? En 1982, Blas Cabrera Navarro aparentemente logró detectar el paso de uno en su laboratorio de la Universidad de Stanford. No se ha podido repetir la medición, bien debido a la bajísima probabilidad de hallar uno por azar o bien debido a un error o engaño al investigador. En 2014, M. W. Ray, E. Ruokokoski, S. Kandel, M. Möttönen y D. S. Hall han logrado crear, identificar y fotografiar en su laboratorio monopolos de Dirac, aunque en condiciones muy exóticas; concretamente, en un campo magnético sintético producido en un condensado de Bose-Einstein. Y sí, esta vez la evidencia experimental es concluyente.

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