sábado, 1 de agosto de 2015

Aerosoles


Cuando cualquiera de nosotros habla, canta, tose, estornuda o, sencillamente, respira emite gotitas que se mezclan con el aire circundante y forman un aerosol; olvídese de las gotas grandes, caen rápidamente al suelo, son las pequeñas quienes constituyen el aerosol. Si el lector curioso quiere observar un aerosol o conocer su comportamiento, fíjese en el humo del tabaco, ¡nada más! Se consideran aerosoles las mezclas de partículas líquidas -o sólidas- suspendidas en un gas; aunque vulgarmente se nombren aerosoles sólo a las partículas suspendidas, el término se refiere tanto a ellas como al gas que las contiene. El tamaño de las partículas -desde dos nanómetros a cien micrómetros- importa, porque las más pequeñas (de menos de dos micrómetros y medio PM2.5) permanecen suspendidas en la atmósfera días o semanas; en cambio, las grandes (de diez micrómetros, PM10) permanecen sólo minutos u horas en el aire antes de depositarse en el suelo. Nos interesan los aerosoles porque afectan a nuestra salud y al clima -intervienen en la formación de las nubes e interaccionan con la radiación solar-. 
Los aerosoles son abundantes y muchos fenómenos naturales los generan: las cenizas volcánicas, las tormentas de polvo, la erosión del suelo, los incendios forestales o los incendios de pastizales, la pulverización de agua marina, sin olvidarnos de la producción de polen y esporas por los seres vivos. También forman aerosoles las actividades humanas, como la quema de combustibles para el transporte o la generación de electricidad, la fundición de metales, la producción de cemento, cerámica y ladrillos, además la construcción, la minería o las actividades agrícolas que desprenden polvo. 
Absorbe radiación solar el polvo mineral presente en la atmósfera (que forma un aerosol), principalmente procedente de los desiertos del Sahara y Gobi; se estima que, aproximadamente, la tercera parte de él se debe a la desertificación y al uso indebido del suelo. Los aerosoles de nitrato y sulfato, sean de fuentes naturales o antrópicas, dispersan la luz. Los aerosoles de materia orgánica también intervienen en la absorción o dispersión de la radiación solar, concretamente, el carbono negro procedente de los combustibles fósiles, absorbe radiación. 
Los aerosoles también afectan a la salud. A una exposición aguda se deben dolores pulmonares, jaquecas, malestar en la garganta y lagrimeo, mientras que la exposición crónica produce asma, cáncer de pulmón y problemas cardiovasculares; en resumen, aumentan las enfermedades respiratorias y cardiacas. 

3 comentarios:

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

Como anécdota te comentaré que el olor del mar o el del agua de hervir el marisco se debe al sulfuro de dimetilo; también el aroma de los repollos podridos, en este caso, se debe al sulfuro de dimetilo concentrado.

Saludos de Epi

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

No cabe duda que la humanidad ya es un agente geológico. Te proporciono unos datos para que reflexiones sobre ellos.

Se estima entre uno y cinco billones de kilogramos anuales la emisión de polvo mineral a la atmósfera, en todo el mundo; polvo procedente de los desiertos. Aunque se considera que el origen de los aerosoles minerales (polvo) es natural, se estima que alrededor del treinta por ciento podría atribuirse a actividades humanas como la desertización y la utilización indebida del suelo.

Saludos cordiales

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

En el mapa de la página web del proyecto World Air Quality Index puedes hallar los datos de la calidad del aire de cualquier lugar del mundo en tiempo real y, por tanto, también los valores de PM2.5 y PM.10.

Saludos