sábado, 8 de agosto de 2015

Alzheimer y el plegamiento anómalo de proteínas


Los bioquímicos no albergan dudas: varias enfermedades graves, que afectan a millones de personas y son potencialmente mortales, se deben a que las proteínas se pliegan de una forma anómala. Las proteínas, que desempeñan papeles protagonistas en cualquier organismo, son macromoléculas muy diversas; las fibrosas constituyen fibras alargadas utilizadas como sostén, las globulares adoptan formas esféricas capaces de efectuar múltiples funciones. Tan pronto son sintetizadas, las proteínas globulares se pliegan, toman una estructura tridimensional, esencial para el correcto desempeño de su función: los expertos dirían que adquieren su conformación nativa. En los últimos años los biólogos han observado que algunas proteínas adoptan una estructura fibrosa siendo su conformación nativa globular, una alteración que han asociado a varias patologías.

Como ya habrá deducido el perspicaz lector, el incorrecto plegamiento de las proteínas perjudica el funcionamiento celular. En las enfermedades de Alzheimer, de Creutzfeldt-Jakob (encefalopatía espongiforme humana) y de las vacas locas (encefalopatía espongiforme bovina), así como en la diabetes tipo II los errores en el plegamiento provocan la formación de depósitos de fibrillas de proteínas (que debían ser globulares) fuera de las células; depósitos llamados amiloides, nombre que justifica la calificación  de estas enfermedades como amiloidosis. Aclaro que todavía se ignora si el mal funcionamiento del órgano afectado –el cerebro, bazo, riñón o hígado- es la causa o el efecto del amiloide. También aparecen plegamientos anormales de proteínas en las enfermedades de Parkinson y de Huntington, aunque no se las califica como amiloidosis porque el depósito no es un amiloide. Y sospechamos que suceden fenómenos análogos en la fibrosis quística y en el enfisema pulmonar.

Los científicos ignoran por qué una proteína permanece soluble o forma los depósitos asociados a las patologías. Sí saben que las células tienen la capacidad de evitar el plegamiento anormal; cabe pensar, por lo tanto, que estas enfermedades puedan deberse bien a una alteración del ambiente celular donde se fabrica la proteína (cambio del pH, por ejemplo); bien a fallos en el control de calidad del producto. Las chaperonas y proteasas -moléculas de enrevesado nombre- se encargan de esta segunda labor; aquéllas ayudan al correcto plegamiento de las proteínas recién sintetizadas, éstas rompen las moléculas incorrectamente plegadas.

Espero que al joven lector no le atemorice el Alzheimer cuando llegue a viejo... porque ya se hayan encontrado terapias para arreglar ese mal. ¡Ojalá!

1 comentario:

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

Si una proteína globular, que tiene una forma más o menos esférica, se despliega y adquiere una forma fibrosa, o sea como un hilo, cabe pensar que su función cambiará también. Y probablemente para mal.

Saludos cordiales