Por
distraerse, a veces, suelen los marineros
dar
caza a los albatros, grandes aves marinas,
que
siguen, indolentes compañeros de viaje,
al
navío surcando los amargos abismos.
Charles
Baudelaire se fija en varias características de los albatros que merece la pena
resaltar. Su enorme envergadura (tres metros y medio), su hábitat marino, y su
vuelo indolente, que así denomina el poeta al planeo que los capacita para cubrir
cerca de mil kilómetros diarios sin batir las alas; realizan así viajes
circumpolares, cabalgando los vientos predominantes del oeste, que soplan
encima de la corriente oceánica antártica, o acompañan, indiferentes, a los
barcos que surcan el Atlántico y Pacífico sur.
Las
aves vuelan, como los aeroplanos, aprovechando las corrientes de aire. Sobre un
avión actúan dos pares de fuerzas que afectan a todas las maniobras del vuelo: la
sustentación (perpendicular al flujo del aire) que se opone al peso, y el
empuje o tracción (paralelo al eje del avión) contrario a la resistencia al
avance (paralela al viento). Para que el aparato -o el animal- vuele el empuje
ha de superar a la resistencia, y la sustentación ha de vencer al peso; la
forma peculiar del ala consigue ambos efectos: hace que la velocidad del aire
en la cara superior supere a la velocidad en la inferior; la depresión que
aparece entonces debajo del ala crea una fuerza ascendente capaz de vencer la
gravedad; además, la fuerza aplicada en la parte inferior del ala posee una
componente hacia adelante que proporciona el empuje, sin el cual el ave que
planeara descendería como si fuese un paracaídas.
Los
albatros planean de manera magistral: avanzan sin batir las alas, perdiendo
altura y ganando velocidad con viento de cola y ganando altura con el viento
de cara; y economizan energía permaneciendo constantemente a menos de quince
metros sobre la superficie del mar, donde las variaciones de la velocidad del
viento son más intensas a causa de fricción con el agua; están tan adaptados al
planeo que, en calma chicha, deben permanecer en reposo sobre la superficie del
océano. No sólo en el siglo de Beaudelaire -XIX- se cazaron albatros sin
límites, en la actualidad cien mil de ellos mueren al año enganchados en los
aparejos de la pesca: a nadie extrañará, por lo tanto, que nueve especies –de veintidós-
corran peligro de extinción.
4 comentarios:
Estimado amigo
Claro que viven en el océano Antártico, pero por esa zona no suelen navegar barcos.
Cordiales saludos de Epi
Estimado amigo
Charles Beaudelaire no fue científico, sino un famoso poeta francés. Tal vez te confundas con Antoine Lavoisier, un químico ilustre, para muchos, entre los que me encuentro, el iniciador de la química moderna.
Cordiales saludos
Epi
Estimado amigo
La mayoría de las especies de albatros viven en el sur de los océanos Pacífico y Atlántico porque sólo en las latitudes altas existen los vientos fuertes que necesitan para volar.
Saludos cordiales
Estimado amigo
Si, alguna de las especies de albatros puede encontrarse en Alaska.
Saludos
Publicar un comentario