sábado, 21 de marzo de 2015

El vuelo del albatros


Por distraerse, a veces, suelen los marineros
dar caza a los albatros, grandes aves marinas,
que siguen, indolentes compañeros de viaje,
al navío surcando los amargos abismos.

Charles Baudelaire se fija en varias características de los albatros que merece la pena resaltar. Su enorme envergadura (tres metros y medio), su hábitat marino, y su vuelo indolente, que así denomina el poeta al planeo que los capacita para cubrir cerca de mil kilómetros diarios sin batir las alas; realizan así viajes circumpolares, cabalgando los vientos predominantes del oeste, que soplan encima de la corriente oceánica antártica, o acompañan, indiferentes, a los barcos que surcan el Atlántico y Pacífico sur.

Las aves vuelan, como los aeroplanos, aprovechando las corrientes de aire. Sobre un avión actúan dos pares de fuerzas que afectan a todas las maniobras del vuelo: la sustentación (perpendicular al flujo del aire) que se opone al peso, y el empuje o tracción (paralelo al eje del avión) contrario a la resistencia al avance (paralela al viento). Para que el aparato -o el animal- vuele el empuje ha de superar a la resistencia, y la sustentación ha de vencer al peso; la forma peculiar del ala consigue ambos efectos: hace que la velocidad del aire en la cara superior supere a la velocidad en la inferior; la depresión que aparece entonces debajo del ala crea una fuerza ascendente capaz de vencer la gravedad; además, la fuerza aplicada en la parte inferior del ala posee una componente hacia adelante que proporciona el empuje, sin el cual el ave que planeara descendería como si fuese un paracaídas.

Los albatros planean de manera magistral: avanzan sin batir las alas, perdiendo altura y ganando velocidad con viento de cola y ganando altura con el viento de cara; y economizan energía permaneciendo constantemente a menos de quince metros sobre la superficie del mar, donde las variaciones de la velocidad del viento son más intensas a causa de fricción con el agua; están tan adaptados al planeo que, en calma chicha, deben permanecer en reposo sobre la superficie del océano. No sólo en el siglo de Beaudelaire -XIX- se cazaron albatros sin límites, en la actualidad cien mil de ellos mueren al año enganchados en los aparejos de la pesca: a nadie extrañará, por lo tanto, que nueve especies –de veintidós- corran peligro de extinción.

4 comentarios:

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

Claro que viven en el océano Antártico, pero por esa zona no suelen navegar barcos.

Cordiales saludos de Epi

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

Charles Beaudelaire no fue científico, sino un famoso poeta francés. Tal vez te confundas con Antoine Lavoisier, un químico ilustre, para muchos, entre los que me encuentro, el iniciador de la química moderna.

Cordiales saludos
Epi

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

La mayoría de las especies de albatros viven en el sur de los océanos Pacífico y Atlántico porque sólo en las latitudes altas existen los vientos fuertes que necesitan para volar.

Saludos cordiales

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

Si, alguna de las especies de albatros puede encontrarse en Alaska.

Saludos