sábado, 4 de octubre de 2014

Oncocercosis


 La enfermedad que los científicos conocen como oncocercosis ha dejado ciegas a medio millón de personas contemporáneas nuestras: así de rotundas son las cifras. En 2005 ciento cuarenta mil suramericanos estaban infectados por el gusano causante de la ceguera de los ríos, nombre popular de la impronunciable oncocercosis; en 2013 el último refugio del parásito en América está entre los yanomami, unos veintitrés mil indígenas que viven en la selva que se extiende por la frontera de Brasil con Venezuela. Es fácil ver que la enfermedad mora entre ellos: muchos yanomami lucen en sus cabezas un nódulo, nódulo constituido por un ovillo de gusanos reproduciéndose bajo la piel; en cada uno de estos chichones los gusanos adultos producen multitud de gusanitos que viajan por todo el cuerpo. El picor es lo primero que sienten los enfermos al despertarse y lo último antes de dormirse: la vida se convierte en un infierno. En algunos casos, los gusanitos (las microfilarias) llegan a los ojos y producen la ceguera.

En una decisión sin precedentes, la multinacional farmacéutica Merck se comprometió, en 1987, a donar todo el antiparasitario que hiciera falta para acabar con la enfermedad en el mundo. Desde entonces, la compañía ha donado fármacos por valor de cuatro mil millones de euros. El fármaco, la ivermectina, no mata a los gusanos adultos, pero sí extermina a las crías que viajan por el cuerpo; así, cuando las moscas negras –así se llaman los mosquitos transmisores del parásito- pican a una persona tratada, chupan una sangre limpia y se impide la transmisión de la enfermedad. Si el tratamiento se mantiene durante unos tres años, los gusanos adultos acaban muriendo.

¿Qué opinan los indígenas? Asocian la ceguera con un espíritu del Sol y creen que sólo el chamán puede curarla. Afortunadamente para los yanomami, y a pesar de la dificultad del acceso a sus comunidades, los médicos les han llevado, en helicóptero, el tratamiento contra la oncocercosis: “Siempre nos reciben bien, porque con nosotros trabajan agentes yanomami”, “Los médicos somos aceptados en una jerarquía similar a la de sus chamanes”. Mauricio Sauerbrey, director del Programa para la Eliminación de la Oncocercosis en las Américas, se muestra optimista: espera que, alrededor de 2020, América habrá vencido a la oncocercosis; sin embargo, en África central y occidental la enfermedad todavía es un grave problema de salud pública… la guerra contra el gusano Onchocerca volvulus continúa.

1 comentario:

C. Armesto dijo...

El autor del blog se alegra del motivo por el que concedieron el nóbel de medicina del año 2015: unos descubrimientos de nuevas terapias contra las enfermedades causadas por gusanos nematodos parásitos; una de ellas es la oncocercosis.
Humildemente, desea felicitar a los galardonados, William Cecil Campbell y Satoshi Ōmura.