sábado, 23 de agosto de 2014

Arrecifes de coral, una farmacia submarina


Sucederá a lo largo del siglo XXI. Los primeros turistas espaciales viajarán alrededor de nuestro planeta; desde allí, quizá alguno de ellos añore la vida terrestre cuando, al este de Australia, contemple la Gran Barrera de Coral, un arrecife que se extiende por dos mil seiscientos kilómetros, el único ser vivo visible desde una órbita.

Los arrecifes de coral, caleidoscopios de vida que cubren menos de la milésima parte de la superficie del planeta y hogar de la cuarta parte de las especies marinas, constituyen uno de los hábitats donde hay más biodiversidad del mundo y, por ello, son el escenario de una feroz lucha por la vida. En ellos, los seres vivos compiten por un espacio reducido y están en riesgo constante de depredación; como muchas de las criaturas permanecen inmóviles, necesitan poseer sustancias químicas tóxicas para evitar que sus vecinos se las coman. Por eso, en la sopa de productos químicos que contiene este ecosistema podrían estar los fármacos que en el futuro curen el cáncer, el Alzheimer, la artritis y muchas viriasis. Pero este botiquín se enfrenta a un futuro incierto: los arrecifes de coral son muy vulnerables; están amenazados por la contaminación, la sobrepesca y el cambio climático; si desaparecieran, quizá la farmacia más grande de la naturaleza, un cofre de tesoro para cualquier buscador de medicinas, se perdería para siempre.

Aunque una colonia de coral puede dar la impresión visual de un solo organismo es, en realidad, un conjunto de miles de individuos que se interconectan para repartir los nutrientes; el animal conocido como coral, el pólipo, es mucho más pequeño, mide desde unos milímetros a algunos centímetros de diámetro. Algunos corales, no todos, tienen la capacidad de fijar sobre sus tejidos el carbonato cálcico disuelto en el mar y así formar las estructuras rígidas características que pueden alcanzar grandes dimensiones; estructuras minerales que debería ser blancas y no lo son debido a los pigmentos coloreados de los tejidos y a las algas que viven en simbiosis con ellos y les proporcionan alimento. Aunque pueden atrapar plancton, la mayoría de los corales obtienen la mayor parte de sus nutrientes de las algas unicelulares que viven dentro de ellos; por eso, para que las algas puedan realizar la fotosíntesis, requieren luz solar y agua clara y poco profunda (menos de sesenta metros). ¡Haga submarinismo en aguas tropicales y subtropicales quien quiera visitarlos! Disfrutará de un espectáculo maravilloso.

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