Sí,
el escritor sabe que, después de la Biblia, los libros más vendidos en toda la
historia son los de Harry Potter; sin embargo, confieso que, como literatura
infantil, prefiero los cuentos sobre animales antes que sobre niños aprendices
de mago; los cisnes que aparecen en los cuentos de Andersen, incluso los
leones, zorros, cuervos o conejos de las fábulas de Samaniego se hallan más
cerca del mundo de los sueños y por ello están más cerca de mi sensibilidad. En
fin, allá cada uno con sus gustos literarios. Y este zoófílo preámbulo viene a
cuento de unos animales que ni siquiera lo parecen; hasta el 1765 los humanos
consideramos plantas a las esponjas.
Son
muy escasos los animales que se alimentan de esponjas; los biólogos alegan dos
razones: su toxicidad y su esqueleto que contiene espículas (de calcita o
sílice). Cierto, las esponjas poseen una variedad sorprendente de toxinas, que
usan para evitar su depredación y que están siendo investigadas para su posible
empleo terapéutico debido a sus propiedades antiinflamatorias (algunos terpenos)
y antitumorales (ciertos arabinósidos y halicondrinas).
Se
trata de unos animales extraordinariamente sencillos que abundan en muchos
hábitats marinos y que toleran la contaminación, pues acumulan hidrocarburos, metales pesados y detergentes sin daño aparente. Una
de las características más sorprendentes de las aproximadamente nueve mil especies
de esponjas es que carecen de tejidos, a diferencia del resto de los animales: tanto
es así que la mayoría de sus células corporales pueden transformarse en otra cualquiera. También son los únicos miembros del reino
animal que carecen de sistema nervioso, por no tener si siquiera tienen una
forma definida, pues son un saco con una abertura grande en la parte superior,
por donde sale el agua, y muchos poros más o menos pequeños en las paredes, por
donde entra. Habitualmente fijas sobre las rocas se
alimentan de plancton y partículas orgánicas en suspensión que contiene el agua
que filtran, ¡y vaya que lo hacen!: una esponja de diez centímetros de altura y
uno de diámetro filtra veintidós litros y medio de agua diarios.
Quizá
porque la utilicé como esponja de baño cuando era niño, le tengo una
extraordinaria simpatía a la Spongia officinalis; a mediados del siglo XX, la
pesca abusiva y las epidemias redujeron drásticamente el volumen comercializado
de esta especie, una decadencia acentuada por la aparición de las esponjas
sintéticas de poliuretano.
2 comentarios:
Estimado amigo
• El uso principal del poliuretano no es hacer esponjas, sino aislantes en los refrigeradores y colchones o asientos.
• El arabinósido de citosina y el arabinósido de adenina son dos moléculas semejantes a las moléculas que componen el ADN, con el azúcar arabinosa sustituyendo a la ribosa: por ello bloquean la síntesis de ADN en las células.
Saludos de Epi
Estimada amiga
Las esponjas también pueden vivir en agua dulce: en el lago Baikal existen algunas.
Cordiales saludos de Epi
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