Cuando
se empezaron a estudiar los primeros genomas, a principios de este siglo, secuenciar
un tumor humano costaba unos cien mil dólares, ahora, cien veces menos. El gran
abaratamiento de las técnicas de secuenciación de ADN ha permitido catalogar
las mutaciones genéticas surgidas en las células corporales, no heredadas, que
dirigen el crecimiento de los tumores.
Unos artículos, publicados en 2013 en la revista Science, han resumido los
últimos avances.
Unas
pocas mutaciones genéticas -entre dos y ocho-, que se acumulan a lo largo de dos
o tres decenios, desencadenan los principales cánceres humanos; con alguna puede
nacerse, pero habitualmente surgen después y, en algunos, la causa es evidente:
el humo del tabaco en el cáncer de pulmón, o la radiación solar ultravioleta en
el de piel. Por desgracia, estas mutaciones críticas no son las mismas en todos
los cánceres, sino específicas de cada tipo; por esta razón no hay ocho, sino ciento
cuarenta genes conductores del cáncer (concretamente, ciento treinta y cinco en
un melanoma, cuarenta y uno en el cáncer de próstata, treinta y tres en el de
mama, u ocho en una leucemia). ¿Qué efecto tienen estas mutaciones? Aumentan el
ritmo de división celular o reducen la cadencia de la muerte, y confieren así a
la célula mutada una ventaja competitiva entre sus vecinas: su efecto
acumulativo a lo largo de los años engendra un clon de células que si mutan
otra vez, y otra, y otra… ¡Tranquilícese el aprensivo lector!, una peca ilustra
el hecho de que una única mutación no suele ser maligna.
Ciento cuarenta genes conductores del cáncer, aunque no son muchos, esconden
una simplicidad subyacente: son componentes de sólo doce sistemas celulares,
los que comunican el entorno de la célula -qué hormonas allí existen o qué hacen
sus vecinas- con su núcleo, donde el genoma reside; ellos determinan su destino,
si se debe convertir en célula muscular o renal, cuándo muere o a qué ritmo se
divide, y ellos son la diana que los investigadores tratarán de regular.
Los
oncólogos saben que el cáncer no es una enfermedad, sino doscientas distintas y
que eso entraña una extraordinaria dificultad; afortunadamente curan la mitad y,
mediante el diagnóstico precoz y la genómica, pretenden hacer lo mismo con la
otra mitad. Los especialistas ya defienden que la mejor
gestión del cáncer consistirá en un estudio genómico del paciente. ¿Es caro? Menos
de ochocientos euros por persona puede resultar más barato que los gastos de la
cirugía o la quimioterapia.
1 comentario:
Estimado amigo
Recuerdo haber leído que los investigadores pretenden secuenciar el ADN individual por un precio de cien dólares. Y no falta mucho para conseguirlo.
Saludos cordiales
Epi
Publicar un comentario