Los físicos tienen pruebas fiables
de que el universo tuvo un origen hace trece mil ochocientos millones de años.
Saben que los átomos que componen nuestros cuerpos se formaron en estrellas desaparecidas,
y también que los protones, neutrones y electrones que constituyen los átomos,
se forjaron en el primer segundo de existencia del cosmos. Conocen, pues, el
origen del universo en el que habitamos y el origen de la materia de la que
estamos hechos. ¿Tienen los mismos conocimientos sobre el final? Durante el
último decenio han averiguado que el universo no tendrá fin, se irá haciendo
cada vez más grande. ¿Qué sucederá con la materia? El descubrimiento de la
radiactividad por Antoine Becquerel, en 1896, rebatió la creencia de que los
átomos eran permanentes e inmutables, más bien al contrario, algunos se descomponen
espontáneamente; unos en segundos, otros en miles de millones de años. ¿Qué le sucede entonces a los componentes de los átomos? Los
neutrones aislados se desintegran en quince minutos escasos, los electrones
no se descomponen, ¿y los protones? ¿Se desintegran los protones? Los físicos
lo ignoran. Tienen que ser muy estables –arguyen-, porque si no lo fuesen,
nuestro cuerpo emitiría radiactividad, lo que, evidentemente, no sucede. La
ausencia de radiactividad nos informa que la vida media del protón, medida en
años, excede a un número entero de diecisiete cifras. El cuerpo humano contiene,
aproximadamente, un número entero de veintinueve cifras de protones; si la vida
del protón durase menos de un número entero de diecisiete cifras de años,
ocurrirían unas treinta mil desintegraciones por segundo: la cantidad de radiactividad
que emitirían los protones de nuestro organismo resultaría peligrosa para la salud.
Como
indica el cálculo anterior, podría establecerse un límite más riguroso para la duración del protón si utilizásemos un objeto que contuviese más protones que
nuestro cuerpo y empleáramos un detector mejor que nuestra salud. Los físicos
lo han intentado: han tratado de medir la vida media de los protones que
hay en enormes piscinas subterráneas llenas de agua, y no lo han conseguido. En
estos momentos, únicamente pueden afirmar que la cantidad de años que vive un
protón supera a un número entero de treinta y cinco cifras; se trata de un número
tan desmesuradamente gigantesco que excede en más de un trillón a los años que
miden la edad del universo.
Eso es
todo lo que saben por ahora; a los físicos les parece poco: continúan
trabajando.
4 comentarios:
Estimado amigo
Aunque la desintegración del protón no se ha observado hasta la fecha, algunas teorías predicen que el protón podría descomponerse en un pión neutro y en un electrón (o muón) positivo.
Estimada amiga
Si bien es cierto que los protones son partículas compuestas por tres partículas elementales llamadas quarks (uud), no lo es que los tres quarks que constituyen el protón puedan separarse: es imposible.
Cordiales aludos de Epi
Estimado amigo
Partículas elementales de materia se consideran exclusivamente los quarks, electrones, muones, taunones y neutrinos: nada más. Los fotones y las otras partículas mensajeras (gluones, weakones y, posiblemente, los gravitones) no se consideran materia.
Saludos
Epi
Estimado amigo
Si bien un neutrón dentro de un núcleo atómico puede considerarse estable, fuera no lo es: se desintegra en un protón, un electrón y un antineutrino, al cabo de un cuarto de hora por término medio.
Saludos cordiales.
Epi
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