sábado, 15 de junio de 2013

Sexo vegetal


La comprobación trivial de que las flores son los órganos sexuales de las plantas no fue evidente para nuestros antepasados. En el siglo XVIII, los contemporáneos de Carl Linneo calificaban al ilustre científico de obseso sexual, por introducir la sexualidad en los vegetales; mucho sufrió el famoso botánico sueco por ello: temía el castigo divino por haber introducido el sexo donde nadie creía que existiera.

Polinización, fecundación y germinación designan tres fenómenos vegetales que probablemente confundirá el lector lego. Las plantas se visten con hermosas flores para atraer a los insectos; insectos que transportan los granos de polen desde la parte masculina de unas flores, donde fueron fabricados, hasta el ovario –la parte femenina- de otras flores; a continuación, el grano de polen -que contiene las células sexuales masculinas- se introduce en el ovario -donde se hallan las células sexuales femeninas-, suceso que los botánicos llamaron polinización. Una vez ocurrida la polinización ya todo está dispuesto para la fecundación: la unión de la célula sexual masculina con la femenina, para formar la semilla; semilla que contiene un almacén de alimento y el embrión, la minúscula plantita en estado de vida latente que acabará convirtiéndose en el vegetal adulto. En resumen, el esforzado observador comprobará que el óvulo fecundado se convierte en semilla y el ovario de la flor en fruto.

Antes de iniciar la germinación, algunas semillas necesitan pasar por un etapa durmiente -de suspensión de actividad biológica-, y por un período de exposición a la luz; superados los obstáculos, la semilla reanuda el crecimiento tan pronto es transportada hasta un escenario en el que encuentra agua suficiente, oxígeno y una temperatura apropiada (el frío o calor extremo no suelen favorecer el proceso); enseguida el agua se difunde a través de las envolturas de la semilla y la hincha, a veces, incluso, rasga el revestimiento externo, antes de llegar al embrión; que se desarrolla, con la energía proporcionada por la reacción entre los nutrientes almacenados y el oxígeno absorbido, hasta transformarse en la planta adulta.

En las relaciones humanas el intercambio de flores, los órganos sexuales de las plantas, tiene una importancia considerable: un homenaje, unas excusas o un adiós se vuelven hermosos mediante unas rosas o unas orquídeas; a nadie se le ocurriría, sin embargo, enviar el pene de un toro o la vulva de una vaca para manifestar gratitud; lo que se exhibe en el reino vegetal, se silencia en el animal. Así somos nosotros.

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