Todas
las personas tenemos defectos; yo tengo uno que, a menudo, me cuesta disgustos
con mis amigos: me encanta refutar las certezas, rechazar las seguridades,
rebatir los dogmas. Que el agudo lector cree saber física: vamos a demostrarle
lo contrario; que el perspicaz ingeniero cree que la tecnología siempre
acierta: demostrémosle que se equivoca. Voy a mostrar un par de casos
concretos.
Comencemos
con el inexperto. ¿Sabe qué es el peso? ¿Sí? Comprobémoslo. ¿Que el peso es la
fuerza de atracción de la gravedad terrestre? No estaría yo tan seguro. Porque
lo que experimenta el sufrido lector como peso no es la fuerza de la gravedad
(aunque ésa sea la definición de peso), sino la fuerza de la reacción del suelo
(o de la superficie en la que se apoya) que contrarresta la gravedad. ¿Y qué
sucede entonces cuando la gravedad es la única fuerza que actúa sobre un cuerpo?
Que no hay peso aparente; una carencia que se logra durante una caída en la
Tierra o cuando el objeto permanece en órbita alrededor del planeta, que es una
caída perpetua. La ingravidez, sinónimo de ausencia de peso aparente, puede
resultar molesta: los astronautas no pueden calentar agua en un hornillo
eléctrico (no hay movimientos de convección), ni encender una cerilla: la apagan
los productos resultantes de la combustión inicial, ni… ¿pensó el sagaz lector
las dificultades de la micción si la orina no cae hacia abajo? La ingravidez
también es insana: el cuerpo humano pierde masa muscular, aumenta su altura
(con dolores de espalda), provoca mareo y vómito (afecta al aparato vestibular
que rige la orientación), redistribuye el líquido corporal y lo que es más
grave, descalcifica los huesos. Después de este discurso espero que nadie
confunda la falta de presión atmosférica con la ausencia de peso aparente.
Dejamos
tranquilo al neófito y nos dirigimos al experto. Vamos a la fábrica química de
Oppau, Alemania, en 1921. Para fraccionar la mezcla compacta de nitrato amónico
y sulfato amónico, usada como fertilizante, los ingenieros alemanes (los
mejores expertos mundiales en la época) utilizaban una explosión. Habían
producido con toda normalidad hasta veinte mil explosiones y la operación se
había efectuado a las mil maravillas; pero un día ¡ay, ese día! Los infalibles
ingenieros volaron la fábrica entera: necesitaron un trágico accidente para
aprender que en ciertas circunstancias la segura mezcla usada como fertilizante
podía detonar.
1 comentario:
Estimado amigo
El nitrato amónico es un compuesto químico diferente del TNT (trinitrotolueno), la nitroglicerina, la nitrocelulosa o el nitroglicol. Las cinco sustancias se parecen en que todas contienen nitrógeno; se diferencian en que el primero es un compuesto inorgánico (mineral) no inflamable y los otros cuatro son compuestos orgánicos explosivos.
Saludos cordiales.
Epi
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