sábado, 25 de mayo de 2013

Certezas, ingravidez y explosiones


Todas las personas tenemos defectos; yo tengo uno que, a menudo, me cuesta disgustos con mis amigos: me encanta refutar las certezas, rechazar las seguridades, rebatir los dogmas. Que el agudo lector cree saber física: vamos a demostrarle lo contrario; que el perspicaz ingeniero cree que la tecnología siempre acierta: demostrémosle que se equivoca. Voy a mostrar un par de casos concretos.

Comencemos con el inexperto. ¿Sabe qué es el peso? ¿Sí? Comprobémoslo. ¿Que el peso es la fuerza de atracción de la gravedad terrestre? No estaría yo tan seguro. Porque lo que experimenta el sufrido lector como peso no es la fuerza de la gravedad (aunque ésa sea la definición de peso), sino la fuerza de la reacción del suelo (o de la superficie en la que se apoya) que contrarresta la gravedad. ¿Y qué sucede entonces cuando la gravedad es la única fuerza que actúa sobre un cuerpo? Que no hay peso aparente; una carencia que se logra durante una caída en la Tierra o cuando el objeto permanece en órbita alrededor del planeta, que es una caída perpetua. La ingravidez, sinónimo de ausencia de peso aparente, puede resultar molesta: los astronautas no pueden calentar agua en un hornillo eléctrico (no hay movimientos de convección), ni encender una cerilla: la apagan los productos resultantes de la combustión inicial, ni… ¿pensó el sagaz lector las dificultades de la micción si la orina no cae hacia abajo? La ingravidez también es insana: el cuerpo humano pierde masa muscular, aumenta su altura (con dolores de espalda), provoca mareo y vómito (afecta al aparato vestibular que rige la orientación), redistribuye el líquido corporal y lo que es más grave, descalcifica los huesos. Después de este discurso espero que nadie confunda la falta de presión atmosférica con la ausencia de peso aparente.

Dejamos tranquilo al neófito y nos dirigimos al experto. Vamos a la fábrica química de Oppau, Alemania, en 1921. Para fraccionar la mezcla compacta de nitrato amónico y sulfato amónico, usada como fertilizante, los ingenieros alemanes (los mejores expertos mundiales en la época) utilizaban una explosión. Habían producido con toda normalidad hasta veinte mil explosiones y la operación se había efectuado a las mil maravillas; pero un día ¡ay, ese día! Los infalibles ingenieros volaron la fábrica entera: necesitaron un trágico accidente para aprender que en ciertas circunstancias la segura mezcla usada como fertilizante podía detonar.

1 comentario:

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

El nitrato amónico es un compuesto químico diferente del TNT (trinitrotolueno), la nitroglicerina, la nitrocelulosa o el nitroglicol. Las cinco sustancias se parecen en que todas contienen nitrógeno; se diferencian en que el primero es un compuesto inorgánico (mineral) no inflamable y los otros cuatro son compuestos orgánicos explosivos.


Saludos cordiales.
Epi