sábado, 9 de febrero de 2013

Extremófilos: la vida en ambientes muy hostiles


Bucee el lector deportista dentro de una piscina llena de agua en ebullición o en agua próxima a la congelación; sumérjase después dentro de una bañera llena de vinagre concentrado, o de una disolución de amoníaco o de salmuera. La recomendación tendría funestas repercusiones para el incauto que la siguiese; pero no para los microbios que han instalado su hogar en lugares prohibitivos para cualquier humano. Con razón se les llama extremófilos, porque no sólo toleran unas condiciones desmesuradas, sino que prosperan en ellas como pez en el agua; más aún, para multiplicarse requieren tales condiciones.

A lo largo de la historia los microbios han sabido adaptarse y sobrevivir, ocupando una gran diversidad de ambientes que el hombre ha considerado tradicionalmente exentos de vida. La temperatura, acidez, salinidad, presión o radiación extremas son hostiles para los seres vivos, sin embargo, hay bacterias y arqueas (microorganismos similares a las bacterias) perfectamente adaptadas a ellas: la arquea Pyrococcus furiosus crece óptimamente a cien grados; las arqueas Halobacterium viven en el Mar Muerto, un entorno de salinidad muy elevada; la arquea Picrophilus prospera en la cuenca del Río Tinto (en Huelva), un ambiente de desmesurada acidez (su pH no llega a uno); por último, la bacteria Deinococcus radiodurans resiste una radiación quinientas veces superior a la que mata a un humano.

La búsqueda de tan extraños seres se ha intensificado en el siglo XXI, al percatarse los científicos que los extremófilos constituyen modelos de posibles formas de vida en otros planetas. No sólo los científicos, los técnicos empleados en la industria también se han apuntado a esta suerte de caza, al advertir que, en el proceso de adaptación a ambientes extremos, los extremófilos han modificado sus moléculas para obtener una mayor eficiencia y, como consecuencia, se ha producido una extraordinaria diversificación; dicho con otras palabras, las moléculas de estos microbios son más variadas que las de los animales y plantas; moléculas, como enzimas, proteínas y polímeros, que pueden emplearse en procesos industriales. Un caso concreto: la enzima resistente a la temperatura, que permitió desarrollar la técnica de reacción en cadena de la polimerasa (PCR), fundamental en la biotecnología, se aisló en Thermus aquaticus, una bacteria extremófila que Thomas Brock encontró en las fuentes termales del hermoso parque de Yellowstone.

No hay comentarios: