sábado, 1 de septiembre de 2012

Los vientos

Los vientos son gentes muy libres, fanfarrones señores y, alguna vez, grandes, asombrosos justicias. Yo les pido humildemente que despierten y se levanten de sus secretas camas, y paseen por las alamedas y las marinas, charlando a grandes voces o soplando cañas de agudo silbo.

Los vientos han influido en la civilización: han extendido el transporte y la guerra; dispersan las semillas de algunas plantas, erosionan, modelan el relieve y constituyen suelos fértiles, mueven el polvo de los desiertos a grandes distancias y generan tormentas de polvo que perjudican la economía de las regiones afectadas. ¿Cómo se forman agentes tan activos? El viento es el movimiento del aire en la atmósfera que se traslada de las altas a las bajas presiones, para compensar las diferencias; diferencias producida por el distinto calentamiento. Las diferencias térmicas próximas producen vientos locales: el ciclo brisa diurna del mar a la tierra y brisa nocturna de la tierra al mar se debe a que, en la costa, se calienta más la tierra que el mar durante el día, al revés de lo que sucede por la noche; el mismo fenómeno se aprecia en las laderas de montaña: el valle actúa como el mar y la cima, como la tierra. La diferente absorción de energía solar por las distintas zonas terrestres produce los vientos globales; si la Tierra fuese homogénea y estuviese inmóvil, el calentamiento del ecuador originaría un ascenso del aire que sería reemplazado por el aire frío del polo, el circuito se cerraría por la parte alta de la atmósfera; como no es así, las trayectorias de los vientos se desvían y el viento polar no llega al ecuador; se forman entonces tres circuitos en cada hemisferio donde había sólo uno; y todos nos han servido en algún momento de la historia: los vientos del este de latitudes altas empujaron a los vikingos a América, igual que los alisios ayudaron a Colón, quien tuvo que ascender de latitud para que otros vientos, los del oeste, le devolvieran a Europa. Y hay más, la agricultura de la India –más de mil millones de personas- depende de los estacionales vientos monzones: que soplan de sur a norte en verano, cargados de lluvias (traen el ochenta por ciento de las precipitaciones anuales); y que, durante el invierno, viajan secos en dirección inversa.

Ignoro si los cíclopes viven en democracia o aristocracia; ya lo averiguaré algún día; pero aseguro que algunos vientos subsisten en una perpetua e irreprochable tiranía.

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