sábado, 24 de marzo de 2012

¿Existieron los gigantes?


Hermosísimas muchachas de larga cabellera y belleza turbadora que habitan en los árboles (Dríades), en los ríos (Náyades) o en los mares (Nereidas); la mayoría bondadosas, bailan y cantan la mayor parte del tiempo; viven durante siglos sin que el paso del tiempo afecte a su belleza, pero no son inmortales. Las ninfas están muy unidas a la naturaleza: si habitan en un árbol su habla parecerá el sonido del viento, si en el mar moran se confundirán con el sonido de las olas. Cada vez que Iris tiene que transportar un mensaje de los dioses a un mortal enciende un Arco en el cielo y cruza por el hasta encontrar a su destinatario. Las ninfas y los otros seres mitológicos son bellas ficciones poéticas que –mal que nos pese- no existen.
La ciencia comenzó su andadura en Grecia cuando los primeros sabios abandonaron los mitos y se plantearon una explicación racional del mundo. Nosotros continuamos el camino por ellos iniciado ¿Existe una explicación racional para los gigantes, grifos, centauros, cíclopes y otras criaturas fabulosas, o sólo se trata de productos de la imaginación popular? La última glaciación terminó hace unos once mil años; en este momento, la fauna de mamíferos terrestres grandes sufrió cambios importantes; en África y Asia las pérdidas fueron leves, pero en América se extinguieron entre el setenta y ochenta por ciento de las especies; las pérdidas no fueron tan graves en Europa: algunos animales, como el mamut, el rinoceronte lanudo o el ciervo gigante, se extinguieron, pero otros, como el caballo, el hipopótamo, el buey almizclero, la hiena o el antílope saiga, sólo vieron su distribución restringida a otras partes del mundo. Ya tenemos una primera explicación: los gigantes podrían deberse a una interpretación errónea de los huesos de grandes mamíferos, abundantes antaño en la cuenca mediterránea, extinguidos hogaño.
Un águila gigante, con plumas doradas, afilado pico y poderosas garras constituye la parte superior del grifo, otra criatura mitológica, cuya parte inferior la forma un león de pelaje amarillo, musculosas patas y cola. Los orígenes de la leyenda del grifo, guardián del oro, podrían hallarse en los buscadores del dorado metal. Estos aventureros hallaron numerosos fósiles de dinosaurios en los desiertos de Asia central. Los esqueletos de los dinosaurios pertenecientes a la familia Ceratopsidae, de boca en forma de pico, amplios huesos, cola larga y patas con pezuñas de varios dedos pueden haberse convertido, a falta de un referente real, en las criaturas mitológicas.

1 comentario:

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

En China abundan los mitos de los dragones. Conjeturo que los chinos prehistóricos pudieron haber encontrado los esqueletos de dinosaurios de cuello largo e imaginado esa criatura mítica.

Saludos de Epi