No sólo los calendarios y
estaciones, mareas y eclipses tienen una base astronómica, otros aspectos terrestres
menos evidentes como el origen de los océanos o la causa de algunas extinciones
biológicas masivas, también se explican recurriendo a los astros. El lector
inteligente inmediatamente se preguntará, ¿cuántos astros hay en el sistema
solar? Hago el inventario: una estrella, ocho planetas, cinco planetas enanos,
ciento setenta y tres satélites, mil millones de asteroides y un billón de
cometas componen nuestro vecindario astronómico. El observador diligente pronto
se percata que el movimiento de todos estos objetos no es caótico, los astros siguen
unas pautas, unas normas de circulación, que hemos llamado leyes de Kepler en
honor a su descubridor.
La primera ley establece
que los planetas se mueven alrededor del Sol por unos caminos –las órbitas-, que
tienen la forma de una elipse, en la que el Sol no ocupa el centro, sino uno de
los focos. Deducimos de esta norma que unas veces el planeta se encuentra más
cerca y otra más lejos del Sol; la Tierra se encuentra cerca del astro rey durante
el invierno y alejada durante el verano; si el lector candoroso se ha
sorprendido recuerde que no es la proximidad a la estrella, sino la inclinación
del eje de rotación terrestre, la que marca las estaciones.
La segunda ley afirma que la
velocidad de los planetas aumenta cuanto más cerca están del Sol. Refiriéndonos
a la Tierra: cuente el lector puntilloso los días del semestre que agrupa al otoño
e invierno, y encontrará que tiene unos días menos que el semestre de la
primavera y verano: nos movemos más rápidamente en invierno.
La tercera ley indica que
el tiempo que tarda un planeta en recorrer su órbita es proporcional a su distancia
media al Sol; o lo que es sinónimo, que los planetas lejanos se mueven más lentamente
que los cercanos. Ningún lector
longevo vivirá lo que dura el año de Neptuno, ciento sesenta y cuatro interminables
años terrestres; en cambio a Mercurio, para los romanos el veloz dios del
comercio, le llegan tres meses escasos para completar una vuelta alrededor de
la estrella.
Las
leyes elaboradas por un parlamento suelen acaban con anexos: a éstas les sucede
lo mismo. Todos los
planetas recorren su órbita alrededor del Sol, aproximadamente, en el mismo
plano y en sentido contrario a las agujas del reloj (mirando desde el polo
norte). Ya termino: no quisiera cargar con el incómodo sambenito de leguleyo.
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