Al
escritor le gusta la India no sólo por ser patria de Ghandi y lugar de románticas
aventuras; Vislumbres de la India, un magnífico libro de Octavio Paz, mostrará
al lector viajero la idiosincrasia de este exótico país de violentos
contrastes. Quien lo visite hallará lujo y pobreza, sensualidad y ascetismo,
además de una ingente pluralidad de lenguas, de castas y religiones: hindúes y
musulmanes, budistas, sijs y seguidores de Zoroastro. A esta reducida comunidad
me voy a referir y también a ochenta millones de colaboradores suyos, a punto
de extinguirse.
La
vaca, sagrada para los hindúes, tradicionalmente se arrojaba, al morir, en
enormes cementerios que alimentaban a los buitres; también los parsis, que
consideran sagrado, la tierra y el fuego, dejaban los cadáveres humanos al
aire, para que los buitres dejasen los huesos mondos. Ochenta millones de estas
magníficas aves poblaban los cielos del subcontinente indostánico en 1992;
limpiaban la carroña, oficiaban de desinfectantes y constituían una pieza
fundamental de la pirámide alimentaria para mantener limpio el ecosistema. Damos
un salto en el tiempo y nos trasladamos al 2010, en apenas veinte años los
buitres indostánicos están a punto de extinguirse: su tasa de desaparición es
la mayor de todas las aves, y una de las especies sólo cuenta con once mil
ejemplares en la India.
Las
vacas muertas que antes alimentaban a los buitres, ahora se pudren al Sol o son
comidas por los perros. ¿Consecuencias? Medio millón de perros callejeros
deambulan por los suburbios de Bombay, por lo que no puede extrañarnos que sólo
en esta ciudad se registre la mitad de los casos de rabia del mundo; además, la
cantidad de canes ha provocado la expansión de la población de leopardos que se
alimenta de ellos… y que no desdeña echarle el diente a alguna persona.
Cincuenta muertos humanos por ataques de felinos y doscientos cincuenta
leopardos sacrificados son el trágico balance, en la última década, de esta
convivencia forzada.
No
resultó fácil encontrar la causa de la desaparición de los buitres
indostánicos; sólo recientemente la paciente labor investigadora de los
zoólogos tuvo éxito. Averiguaron que el diclofenaco, un analgésico
antiinflamatorio usado por los veterinarios para tratar el ganado vacuno
enfermo, provoca la muerte de estas aves. Para atajar el desastre el gobierno
indio ya ha prohibido el uso del medicamento, pero, lamentablemente, la
población no acata la orden. Naturalistas entusiastas pretenden reintroducir la
especie: les deseo éxito.
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