sábado, 7 de enero de 2012

Planetas viajeros

Newton, inspirándose en el trabajo de Kepler, interpretó científicamente todos los fenómenos que atañen al sistema solar: desde las estaciones y mareas, a los eclipses y cometas. Más adelante, otros científicos se dieron cuenta que la Tierra chocaba con meteoritos y con ello explicaron algunas extinciones biológicas. Todo parecía claro y cristalino; lamentablemente, nuevos datos han perturbado esta idea; la física del caos ha alterado el conocimiento de un mundo que parecía perfectamente ordenado. Una nueva pregunta ha surgido insoslayable, ¿la posición de los planetas es inmutable?
Los cráteres en los planetas, satélites y cometas constituyeron el primer indicio de que, en el sistema solar recién nacido, cuerpos de gran tamaño habían transitado en órbitas caóticas, colisionando unos con otros; pero la detección en torno a otras estrellas de planetas gigantes, a distancias menores que el Sol de la Tierra, constituyó la prueba concluyente. Estas observaciones sugerían que algo importante fallaba en la teoría; porque, en el corto recorrido de una órbita cercana a la estrella, no habría material suficiente con el que construir el planeta gigante. La única solución al problema consistía en que los planetas gigantes hubiesen emigrado desde posiciones exteriores; a partir de entonces, los científicos han considerado las posiciones de los planetas como eventuales.
Varios mecanismos se han propuesto para explicar tan drásticos desplazamientos; uno de ellos considera que el planeta transfiere energía a la materia sobrante de la construcción planetaria, con lo que caería hacia la estrella; las perturbaciones gravitatorias entre planetas constituyen otra posible explicación de las emigraciones forzosas (las simulaciones efectuadas con ordenador justifican esta hipótesis). Esta idea parece aplicable a Urano y Neptuno, a los que Júpiter y Saturno podrían haber expulsado desde unas órbitas más próximas al Sol hasta sus actuales posiciones periféricas, hace tres mil novecientos millones de años. Por último, pudo suceder también que, durante la turbulenta fase de formación inicial, algún planeta fuera despedido definitivamente del sistema solar.
Con los datos actuales no resulta fácil juzgar si las emigraciones de una órbita a otra son la excepción o la norma; aunque tanto los modelos teóricos como la existencia de planetas mayores que Júpiter cerca de su estrella, favorecen la segunda opción. Pero si lo insólito consiste en que los planetas gigantes se mantengan lejos de la estrella, entonces nuestro sistema solar resulta excepcional, lo que requeriría una explicación. ¡En eso estamos!

3 comentarios:

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

Sólo conozco cinco planetas enanos, probablemente existirán muchos más: Ceres, Plutón, Haumea, Makemake y Eris. Todos tienen forma esférica.

Cordiales saludos de Epi

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

Las llegadas de las sondas espaciales Dawn y New Horizons, a Ceres y Plutón, respectivamente, ha coincidido en el mismo año 2015. Ignoro si la coincidencia se debió al azar o a razones desconocidas para mí.

Saludos
Epi

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

De los ocho planetas, la mitad son rocosos, los cuatro internos; la otra mitad son fluidos y gigantes, los cuatro externos.

Saludos