sábado, 16 de julio de 2011

¿Bacterias con arsénico?


Desde las bacterias a los delfines y desde las hierbas a los humanos, cada criatura viviente está construida con seis elementos: el oxígeno, carbono, hidrógeno, nitrógeno, fósforo y azufre; además, su química es tan delicada que cualquier alteración en la receta original afecta al conjunto, hasta el punto de hacer la vida imposible. Por eso comprendemos la conmoción de los bioquímicos por el hallazgo de una excepción a la regla, considerada hasta ahora como universal: en el año 2010, unos investigadores han encontrado bacterias que sustituyen en sus moléculas a uno de los seis componentes fundamentales.
Desde hace años, Felisa Wolfe-Simon, Ariel Anbar y Paul Davies se hacían preguntas como ésta: "La vida como la conocemos requiere unos elementos químicos concretos y excluye otros. Pero ¿son esas las únicas opciones? ¿Cómo de diferente puede ser la vida?" El arsénico tiene propiedades químicas muy similares a las del fósforo, unos de los seis componentes fundamentales, sin embargo su gran toxicidad impide su uso por la mayoría de los seres vivos. A pesar de ello, Wolfe-Simon especulaba con la posibilidad de que alguna clase de bacterias hubiera conseguido adaptarse al uso del arsénico, después de todo sabía que algunas podían respirarlo. Para comprobar su idea, tomó barro de un lago californiano (el Mono), que contiene una elevada concentración de arsénico, cultivó las bacterias que allí había y redujo paulatinamente la concentración de fósforo a cero, de forma que las bacterias deberían utilizar el arsénico, si querían sobrevivir. Wolfe-Simons confesó que no esperaba encontrar algo vivo al concluir el experimento; cuál no sería su sorpresa cuando observó, a través del microscopio, bacterias moviéndose en el medio tóxico.
¿Las bacterias utilizan el arsénico para sobrevivir? La conclusión era tan sorprendente que había que confirmarla. El análisis del ADN no dejó lugar a dudas: las bacterias habían sustituido el fósforo por el arsénico en sus biomoléculas. Lo explicaba la autora: “Encontramos un microbio que hace algo completamente distinto: construye partes de sí mismo con el arsénico". Y añadía: "Nuestros hallazgos son un recordatorio de que la vida tal y como la conocemos podría ser mucho más flexible de lo que asumimos o podemos imaginar". "Si algo aquí en la Tierra puede hacer algo tan inesperado, ¿qué más puede hacer la vida que aún no hemos visto?".
Sin duda alguna, las condiciones para la existencia de vida fuera de nuestro planeta deben ser reevaluadas.

3 comentarios:

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

Tienes razón en parte; el descubrimiento se ha puesto en duda. La discrepancia más radical provino de una microbióloga de la Universidad Británica de Columbia: Rosie Redfield calificó el estudio como un fraude y aseguró que los autores de la investigación eran malos científicos.

Estimo que se necesitan nuevos experimentos para aceptarlo o rechazarlo.

Saludos cordiales de Epi

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

Tienes razón, el arsénico es un veneno que, desgraciadamente, puede encontrarse en el agua dulce. Según la OMS al menos ciento cuarenta millones de personas en todo el mundo beben agua con una concentración de arsénico superior a la recomendada.

Ahora bien, la contaminación del agua potable con arsénico y la supuesta capacidad de algunas bacterias para sustituir el fósforo por arsénico son dos fenómenos distintos, aunque en ambos esté presente el arsénico.

Saludos cordiales

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

Te resumo cómo está ahora la cuestión.

En 2010 la NASA anunció que había descubierto una bacteria que necesitaba arsénico para vivir, a diferencia de todas las demás formas de vida que hay en la Tierra.

En 2012 nuevos descubrimientos científicos no han validado el descubrimiento: la bacteria en cuestión requiere de fósforo para existir, y no puede sobrevivir sin él.

1º La microbióloga Rosie Redfield demostró que el ADN de la bacteria no contiene arsénico cuando crece en un medio con mucho arsénico y poco fósforo.

2º La microbióloga Julia Vorholt demostró que la bacteria no puede crecer en un medio que tenga arsénico y no contenga fósforo; sin embargo, sí puede vivir en medios que tengan arsénico y poco fósforo. En resumen, la bacteria es resistente al arsénico, pero depende en cualquier caso del fósforo.

Los resultados indican que la investigación original (Felisa Wolfe-Simon) contenía mayor cantidad de fósforo de lo que se había pensado.

La revista Science declaró que la nueva investigación muestra que la bacteria en cuestión no rompe las reglas de la vida, contrariamente a la manera en que Wolfe-Simon había interpretado los datos. ¡Asunto zanjado! Así funciona la ciencia.

Saludos cordiales