Los
virus no viajan de un enfermo a otro de cualquier manera, ¡faltaría más!, seleccionan
con cuidado su transporte. Fijémonos en algunos: el virus de la hepatitis A,
muy zafio, se traslada en los excrementos o en la orina, incluso en el agua y
alimentos contaminados; el de la hepatitis B, más exquisito, se transmite por
la sangre de un enfermo o por vía sexual; los virus del dengue (cuatro
distintos), finísimos, eligen a un mosquito como medio de propagación.
Su
peligrosidad varía. La hepatitis A, que perjudica al hígado, es la enfermedad
que afecta a mayor número de personas (después del paludismo); los infectados
pueden no presentar síntomas o ser éstos similares a los de una gripe con la
piel amarilla; afortunadamente, la mayoría se cura sin intervención médica. No
debe confundirse con la hepatitis B, más grave y asociada a lesiones del hígado,
cirrosis y cáncer; existe una vacuna para su prevención, por lo que es incomprensible
que sea muy común: hay más de trescientos millones de pacientes crónicos. Alrededor
de cuarenta millones de enfermos de dengue se detectan cada año; la epidemia afecta
a la misma región –el trópico- que la malaria, pero a diferencia de ésta aparece
en zonas urbanas y últimamente también se ha extendido a Europa y Norteamérica.
Muestra dos formas diferentes: la fiebre de dengue, leve, y la fiebre
hemorrágica de dengue, que puede resultar leve o fatal. La primera presenta unos
síntomas semejantes a los de la gripe; la segunda se manifiesta con fiebre,
dolor en las articulaciones y músculos, inflamación de los ganglios linfáticos
y erupción en la piel. De momento estamos desamparados ante la enfermedad, no
hay medicamentos que la curen ni vacuna que la prevenga, afortunadamente
sabemos que se transmite por la picadura del mosquito que transmite la fiebre
amarilla, el Aedes aegypti. Como la única prevención que disponemos consiste en
evitar las picaduras -o eliminar los criaderos del insecto-, debemos conocer las
costumbres de tan indeseables huéspedes. Se trata de una especie diurna, activa
a media mañana y antes del crepúsculo, que vive en los alrededores e interior
de las casas, en recipientes de agua y neumáticos viejos. En el año 2009 Argentina
tuvo el peor brote de dengue de su historia: más de veinticinco mil infectados;
ante la amenaza algunos argentinos han ideado un original método preventivo: compran
plantas carnívoras. Las más efectivas –aseguran los biólogos- son las droseras,
que comen diariamente hasta mil mosquitos. ¡Que no está nada mal!
1 comentario:
Estimado amigo
1º El. Aedes aegypti es un mosquito muy peligroso pues puede ser portador del virus del dengue, de la fiebre amarilla, de la chikunguña, la fiebre de Zika y el virus Mayaro.
2º Sí, mosquitos de esta especie han sido modificados genéticamente para impedir su reproducción y reducir así el riesgo de la enfermedad (en los ensayos realizados se reduce hasta el noventa por ciento la población de los mosquitos).
3º Reducir las enfermedades o el dolor humanos me merece un juicio favorable.
Saludos cordiales
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