sábado, 2 de octubre de 2010

Fin de la energía barata

    La energía es, al mismo tiempo, la solución y el problema para el desarrollo sostenible de nuestro mundo. Dos mil quinientos millones de personas carecen de acceso a los servicios modernos de energía; suelen ser pobres, viven en zonas rurales, y queman leña para la calefacción, iluminación y cocina: su demanda de leña provoca deforestación. No cuidan mejor el ambiente los ricos: sus servicios de energía, predominantemente alimentados por combustibles fósiles, emiten gases de efecto invernadero que contribuyen al cambio climático.

     En el año 2000, el porcentaje de la demanda mundial de energía primaria se distribuyó como sigue: los combustibles fósiles proporcionaron el ochenta y siete por ciento (carbón veinticinco, petróleo treinta y nueve, gas veintitrés), la nuclear el siete y las renovables (hidroeléctrica, solar, eólica) el cinco. En el 2030 se estima que la demanda habrá crecido un cuarenta por ciento: aumentará mucho la proporcionada por los combustibles fósiles (aunque su porcentaje sólo suba dos puntos), aumentará poco la energía nuclear (aunque su porcentaje disminuya dos puntos), y se duplicará la producción de energías renovables (aunque su porcentaje sólo aumente un punto). De estos datos deducimos tres conclusiones: el consumo de energía aumentará, los combustibles fósiles presentan una primacía absoluta, y el uso de las energías alternativas es casi testimonial; hallamos dos consecuencias: el cambio climático tiene un origen humano y el sistema energético se encuentra económicamente centralizado (o sea, lo está el capital necesario para buscar, extraer, transportar, refinar y distribuir los combustibles fósiles); y nos hacemos dos preguntas: ¿cuánto tiempo durarán las actuales materias primas energéticas? y ¿cuáles son los límites de su consumo?

     La época de fuentes de energía baratas está finalizando, sino ha acabado ya. Pero a nuestra civilización no se le agotan ni los recursos energéticos ni las opciones técnicas, aunque nos estemos quedando: sin el petróleo barato que impulsó gran parte del crecimiento de la sociedad industrial moderna; sin la capacidad ambiental para absorber los impactos ambientales de la combustión de combustibles fósiles; sin la aceptación pública de los riesgos de la fisión nuclear; sin dinero para desarrollar vías alternativas a largo plazo; sin astucia para aprovechar mejor la energía; y sin consenso para conformar otra estrategia mundial. Estas limitaciones sugieren que nuestra civilización ha entrado en una transición que cambiará la naturaleza de la interacción entre la energía y la sociedad: de una conexión directa y positiva entre energía y bienestar pasaremos a una complicada, con contaminación y riesgos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Epi
Supones en la entrada que el cambio climático es cierto. ¿Lo es?
El 6-10-2010 leí, en el diario el País, que unos investigadores habían publicado en Nature que habían hallado un efecto inesperado de la radiación solar sobre el calentamiento de la atmósfera terrestre. Reconocen que el estudio se limita a un solo ciclo solar, que pudiera ser anómalo; pero si se confirmara el efecto, los autores aseguran que sería necesario revisar los modelos actuales de cambio climático.

Onno

Anónimo dijo...

Estimado amigo

Estos son los hechos por los que acepto el cambio climático como real:
“aumentan los niveles de dióxido de carbono, suben las temperaturas, los océanos se calientan, los glaciares se funden, sube el nivel del mar, el hielo marino se adelgaza, el permafrost se funde, hay más incendios forestales, los lagos menguan y se congelan más tarde, las plataformas de hielo se desprenden, las sequías se prolongan, aumentan las precipitaciones, los manantiales se secan, los inviernos son más suaves, la primavera se anticipa, el otoño se atrasa, la floración se adelanta, las épocas de la migración de la fauna varían, los hábitats cambian, se adelanta la época de nidificación de las aves, las epidemias se extienden, los corales se blanquean, disminuyen las acumulaciones de nieve, se producen invasiones de especies exóticas, los anfibios desaparecen, los litorales se erosionan, los bosques nubosos se secan, las temperaturas se disparan en latitudes altas”. (pp. 3 de National Geographic España, septiembre 2004)

Y la teoría científica que explica estos hechos es la teoría del cambio climático de origen humano. Se trata de una teoría científica contrastada y lo afirmo en el mismo sentido que lo hago con la teoría de la evolución (aunque haya quien no se la crea), o la teoría de la relatividad (muy criticada en su momento), o la teoría de los quarks (aunque todavía no se aisló uno), o la teoría del big-bang (aunque no explique todas las observaciones).

Continúo. En la revista Investigación y Ciencia (oct. 2007, nº 373, pp. 11) puede leerse: “A lo largo de los últimos veinte años, se han acumulado pruebas –a medida que se multiplicaban los registros climatológicos, mejoraba nuestro conocimiento del sistema climático y aumentaba la fiabilidad de los modelos climatológicos- de que los seres humanos alteran el clima. La comunidad científica ha venido convenciéndose de la realidad del cambio climático reciente y de que en el futuro podrían suceder cambios aún mayores.”. “Los científicos están más seguros que nunca de que los seres humanos han modificado el clima y de que va a seguir habiendo cambios climáticos causados por la acción humana.” “Persisten incertidumbres importantes… En cualquier caso, un resultado del calentamiento global está fuera de duda”.

Persisten dudas (como en la relatividad, la evolución, los quarks o el big-bang), el modelo del teórico sobre el que se sustenta el cambio climático puede cambiarse, la previsión futura puede mejorarse en algún grado hacia arriba o hacia abajo, pero el cambio es real, y no parece haber mejor opción que atribuir a la actividad humana en el último siglo y medio la causa.

Afectuosamente
EPI