Se
inauguró la era de la clonación artificial en el año 1996, cuando nació Dolly;
desde entonces se han clonado varias especies animales; y todas las clonaciones
se hicieron de la misma guisa: se extrae el núcleo de la célula del animal donante
vivo, a continuación, se le coloca en un óvulo, que queda fertilizado, se
implanta el embrión en el útero de una hembra receptora, y ¡hala!, ¡ya está! a
esperar el parto.
Lee
Byeong-Chun, quien creó el primer perro clónico en el año 2005, recibió un inusual
encargo; su cliente, la policía surcoreana, quería conseguir animales clónicos de
un perro rastreador excepcional de la raza labrador canadiense. Seis cachorros,
clonados en 2007, ya comenzaron a trabajar en el principal aeropuerto de Seúl;
el portavoz del departamento de aduanas aseguró que el primer equipo de perros
policías clonados del mundo ayudará a controlar el tráfico de drogas. Los expertos
saben que sólo el treinta por ciento de los perros alcanzan la eficacia de un
perro policía rastreador; sin embargo, entre los perros clonados, el porcentaje
alcanza el noventa, por lo que los animales clónicos abaratarán el coste de la
lucha contra el narcotráfico.
No
se queda atrás, en esta carrera futurista, Nisar Ahmad Wani; quien dirige un programa
de clonación en Dubai que persigue preservar la raza de los camellos de
carreras, y salvar la de los productores de leche. En el año 2009 obtuvo su
primer éxito, modesto, pero que abre un futuro prometedor: creó la primera
ternera clonada de camello; la nombró Injaz, hazaña, en árabe.
Hasta
ahora la clonación se había logrado usando células de donantes vivos; los
expertos creían que las células congeladas carecían de utilidad porque el hielo
destruye el ADN que contienen. Erraban. Unos científicos japoneses crearon
clones de ratones usando células que habían sido congeladas a veinte grados bajo
cero durante dieciséis años. Se trata de los primeros animales clonados con
células de donantes muertos. Los científicos, eufóricos, aseguran que la nueva
técnica aumenta la posibilidad de recrear criaturas extintas. Al enterarme de
esto recordé que se han descubierto en Siberia cuerpos congelados de mamuts con
una antigüedad de cuarenta mil años. La pregunta que me hice a continuación es
obvia: ¿Será posible clonar mamuts? Para evitar elucubraciones exageradas, los
científicos nos advierten de lo obvio: que la falta de óvulos y úteros receptores
de las especies adecuadas son los mayores problemas que tiene que afrontar esta
técnica, si pretende recrear animales extintos.
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