El
lector erudito habrá leído libros en los que la fauna se divide en vertebrados
e invertebrados; peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos pertenecen al
primer grupo y los demás animales al segundo. La clasificación resultaría
satisfactoria si no supiésemos que el número de especies del grupo afín a
nosotros apenas llega a las cincuenta mil y el del otro sobrepasa los dos
millones; en fin, que nuestras ordenaciones pecan de excesivamente parciales a
favor de nuestros semejantes. Pero no es mi objetivo comentar nuestras filias o
fobias zoológicas, sino otro asunto. El lector instruido conoce vertebrados más
o menos inteligentes: los monos y delfines serán los más aludidos, tal vez alguno
mencione a los cuervos, quizá otro recuerde a su perro. Bien, ¿pero qué sucede
con inteligencia de la mayoría de los animales? ¿Cuál es el invertebrado más
inteligente?
Los
científicos ya pueden contestar la pregunta: el invertebrado más inteligente es…
el pulpo. La capacidad para aprender de la experiencia y resolver problemas nos
proporciona una medida de la inteligencia animal; eso hacen los pulpos: aprenden
observando; sortean obstáculos, memorizan patrones, destapan una botella para comer
el crustáceo que está dentro, desenroscan las tapas de tarros de comida, y
salen de laberintos creados por humanos; en el Acuario de Vancouver había uno
que, todas las tardes, se metía por el desagüe para comer los peces del
estanque contiguo. Todavía me queda por señalar las increíbles habilidades del pulpo
imitador: flexionando cuerpo y patas, y variando su color, imita la apariencia
y movimientos de más de una decena de especies diferentes, entre las que cito
la serpiente marina, el pez león, el pez plano, la estrella de mar, el cangrejo
gigante, la concha marina, la raya, la platija, la medusa, la anémona y el
camarón mantis. Y su anatomía refleja sus habilidades: el pulpo es el
invertebrado que presenta mayor desarrollo del cerebro y de los ojos; su lóbulo
óptico, que interpreta la información visual, y su magnífico sentido del tacto
le permiten tomar decisiones muy inteligentes.
Ignoro
si por solidaridad, pero es cierto que los humanos solemos atribuir los mayores
niveles de inteligencia a los primates: sin embargo, las pruebas muestran que
los pulpos no lo son menos. Y con un mérito añadido, mientras que en los vertebrados
una generación recibe conocimientos de sus ascendientes, los pulpos adquieren
sus habilidades por sí mismos, porque sus progenitores han muerto.
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