sábado, 9 de octubre de 2010

Pulpos inteligentes


El lector erudito habrá leído libros en los que la fauna se divide en vertebrados e invertebrados; peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos pertenecen al primer grupo y los demás animales al segundo. La clasificación resultaría satisfactoria si no supiésemos que el número de especies del grupo afín a nosotros apenas llega a las cincuenta mil y el del otro sobrepasa los dos millones; en fin, que nuestras ordenaciones pecan de excesivamente parciales a favor de nuestros semejantes. Pero no es mi objetivo comentar nuestras filias o fobias zoológicas, sino otro asunto. El lector instruido conoce vertebrados más o menos inteligentes: los monos y delfines serán los más aludidos, tal vez alguno mencione a los cuervos, quizá otro recuerde a su perro. Bien, ¿pero qué sucede con inteligencia de la mayoría de los animales? ¿Cuál es el invertebrado más inteligente?

Los científicos ya pueden contestar la pregunta: el invertebrado más inteligente es… el pulpo. La capacidad para aprender de la experiencia y resolver problemas nos proporciona una medida de la inteligencia animal; eso hacen los pulpos: aprenden observando; sortean obstáculos, memorizan patrones, destapan una botella para comer el crustáceo que está dentro, desenroscan las tapas de tarros de comida, y salen de laberintos creados por humanos; en el Acuario de Vancouver había uno que, todas las tardes, se metía por el desagüe para comer los peces del estanque contiguo. Todavía me queda por señalar las increíbles habilidades del pulpo imitador: flexionando cuerpo y patas, y variando su color, imita la apariencia y movimientos de más de una decena de especies diferentes, entre las que cito la serpiente marina, el pez león, el pez plano, la estrella de mar, el cangrejo gigante, la concha marina, la raya, la platija, la medusa, la anémona y el camarón mantis. Y su anatomía refleja sus habilidades: el pulpo es el invertebrado que presenta mayor desarrollo del cerebro y de los ojos; su lóbulo óptico, que interpreta la información visual, y su magnífico sentido del tacto le permiten tomar decisiones muy inteligentes.

Ignoro si por solidaridad, pero es cierto que los humanos solemos atribuir los mayores niveles de inteligencia a los primates: sin embargo, las pruebas muestran que los pulpos no lo son menos. Y con un mérito añadido, mientras que en los vertebrados una generación recibe conocimientos de sus ascendientes, los pulpos adquieren sus habilidades por sí mismos, porque sus progenitores han muerto.

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