Estamos acostumbrados a considerar que
el universo está constituido por porciones de materia –las llamamos planetas y estrellas- que flotan en el espacio vacío. ¿Acertamos o erramos en nuestra apreciación? Porque si el espacio está vacío resulta difícil de entender cómo se
transmiten las fuerzas de atracción producidas por la gravedad. Por ejemplo,
¿cómo se entera la Tierra de que el Sol la atrae en todo momento? ¿Cómo saben
los océanos que la Luna tira de ellos, para seguirla en su trayectoria y
producir las mareas? El genial Newton, el inventor de la ley de la gravitación
universal, lo ignoraba: “Hasta ahora no he sido capaz de descubrir, por el
estudio de los fenómenos, la causa de las propiedades de la gravedad, y no
formo ninguna hipótesis acerca de ella… para nosotros es suficiente el hecho de
que la gravedad existe y actúa de acuerdo a leyes establecidas, sirviendo
correctamente para explicar el comportamiento de los cuerpos celestes y de
nuestro mar”.
Dos teorías físicas contemporáneas tratan
de explicar la gravedad. Einstein afirma que no existe la atracción, que el Sol
curva el espacio-tiempo en el que está inmersa la Tierra, y que a nuestro
planeta no le queda más remedio que ir por donde va, porque cualquier objeto
opta siempre por el camino más fácil. Hago un inciso para aclarar que no
debemos confundir la geometría del espacio con la geometría del espacio-tiempo.
El espacio-tiempo en ausencia de gravedad es plano, pero cuando existe gravedad
se curva; por ello, el espacio-tiempo de nuestro universo es curvo, aunque sea
plano el espacio.
Algunos científicos discrepan de la
interpretación de Einstein. Quienes sostienen que la física cuántica
proporciona la manera de describir el universo entienden la gravedad de otra
forma. Para ellos el Sol y los planetas se comunican por unas partículas
llamadas gravitones que transportan las órdenes de atracción. Partículas que,
por supuesto, nadie ha detectado hasta ahora. A pesar de sus profundas
diferencias, tantos unos como otros creen que el Sol es el responsable de la
gravedad que sufre la Tierra, y que ésta tardaría ocho minutos en sentir
cualquier achaque del Sol; unos argumentarán que porque se habría alterado el
camino por donde viaja, los otros porque se lo habría comunicado el astro rey.
Dejamos que el lector, según su gusto, escoja la teoría que le resulte más
agradable.
2 comentarios:
Estimado amigo
Un capítulo (mejor, la segunda conferencia) titulado “La relación de las matemáticas con la física”, de un precioso libro que te recomiendo que leas, maneja estas ideas. Se trata de “El carácter de la ley física”, cuyo autor es Richard Feynman, quien no sólo es un extraordinario físico teórico (le galardonaron con el premio Nobel), sino también un magnífico profesor.
Estimado amigo
Existen semejanzas entre la gravedad y el electromagnetismo. En ambos casos la fuerza es inversamente proporcional al cuadrado de la distancia y directamente proporcional a las cantidades de materia o de carga eléctrica. El equivalente a la radiación electromagnética (luz) serían las ondas gravitatorias, que recientemente se ha demostrado su existencia. Los fotones, el resultado de aplicar la mecánica cuántica s la radiación electromagnética, tienen como análogos a los gravitones cuya existencia no se ha demostrado todavía.
Saludos cordiales
Epi
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