sábado, 18 de julio de 2009

Sobre el empolvado camino a las estrellas


En tiempos de crisis económica, quizá algún lector se sorprenda (o se encolerice) si le digo que a algunos científicos se les paga por estudiar el polvo. Y no creo que alivie su enfado si afirmo que la Luna y Marte son mundos extremadamente polvorientos y que inhalar polvo podría ser nocivo para los astronautas. Pero quizá el agobiado lector acepte que se trata de dinero bien invertido si añado que la silicosis, una grave enfermedad que afecta a los pulmones, es causada por el polvo de cuarzo.

Huele a pólvora, -exclamó Harrison Schmitt-, cuando olió el aire del Módulo Lunar. Corría el año 1972 y acababa de regresar de un paseo por la Luna. Más tarde, el astronauta se sintió congestionado y se quejó de fiebre de heno; afortunadamente sus síntomas desaparecieron al día siguiente. No olvidó la anécdota Russell Kerschmann, un patólogo que se dedica a estudiar los efectos del polvo sobre la salud humana. El cuarzo no es venenoso; pero cuando forma partículas de menos de diez micrómetros (cinco veces menores que un cabello humano) y entra a los pulmones, entonces los granos de polvo -de aristas afiladas- pueden incrustarse en los diminutos alveolos del pulmón y romperlos. Más aún, las células del sistema inmunológico se suicidan al intentar tragar tan indigestos corpúsculos.

El polvo lunar -compuesto de silicio, como el cuarzo terrestre- no es venenoso; pero, a semejanza del polvo de cuarzo, es extremadamente fino y abrasivo, casi como el vidrio pulverizado. Los astronautas que alunizaron descubrieron que se pegaba a todo,  que era casi imposible quitarlo una vez que entraba en el interior del Módulo Lunar; apesadumbrados, comprobaron que parte llegaba al aire e irritaba los pulmones y los ojos. Y en Marte podría ser peor; porque el polvo marciano no sólo es un irritante mecánico, sino, tal vez, un veneno químico: algunos científicos sospechan que el polvoriento suelo del planeta rojo podría ser un oxidante tan fuerte que quemaría cualquier material orgánico -tal como los plásticos o la piel humana- al que le cayese encima, como lo hace la lejía sin diluir. No acaban aún las calamidades; el polvo marciano también podría contener rastros tóxicos de arsénico y cromo. Y el peligro se acusaría durante los vendavales que ocasionalmente cubren Marte.

Los científicos ignoran la solución del problema, pero confían en encontrarla.

2 comentarios:

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

Además de estar en la superficie de planetas y satélites, y también en la cola de los cometas, el polvo (interestelar) produce nebulosas y sistemas planetarios. Incluso puede verse: las partículas de polvo que giran alrededor del Sol reflejan la luz solar, luz (apellidada zodiacal) que se observa en el cielo durante la noche.

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

Las partículas en suspensión (PM) son las diminutas partículas de sólidos o de gotitas de líquidos que contiene la atmósfera.
El índice PM10 indica el contenido de partículas (gruesas) de tamaño inferior a 10 µm.
El índice PM 2,5 indica el contenido de partículas (finas) de tamaño inferior a 2,5 µm.


Saludos cordiales de Epi