sábado, 13 de septiembre de 2008

El trágico juego de la vida


En el siglo XX los físicos han aprendido que las estrellas evolucionan: metafóricamente nacen, viven y mueren. En los albores del siglo XXI casi podemos asegurar que las galaxias tienen idéntico comportamiento. ¿Y las biosferas de los planetas? Lo ignoramos, pero probablemente también les ocurre lo mismo. Los planetas nacen en la cercanía de una estrella pequeña; si las condiciones ambientales en su superficie son adecuadas podrán albergar vida durante una fase de su existencia; el final de la biosfera llegará cuando desaparezcan las condiciones templadas de su entorno y el planeta sea esterilizado bien por el frío o por el calor. La mayoría de los biólogos, imbuidos en una idea muy querida a la civilización occidental, creen en el progreso de la vida: comenzó con una modesta bacteria, que evolucionó y tras muchas etapas se acabó convirtiendo en un humilde gusano, éste en un pez, y así, sucesivamente, aparecieron los anfibios, reptiles, mamíferos, primates hasta, suprema gloria, llegar al Homo sapiens: el hombre como Señor y Amo del planeta. Después de todo así lo proclama la religión mayoritaria de los occidentales. El escritor cree que hay mucha soberbia en tal idea; quizá la vida compleja, y con ella las plantas y los animales (humanos incluidos) no sea más que una fase relativamente breve en la historia biológica del planeta. Tal es la tesis que sostienen los científicos Peter Ward y Donald Brownlee en su libro “The life and death of planet earth”. Los animales necesitan de unos estrechos márgenes de temperatura y requerimientos nutricionales, condiciones que sólo son posibles -argumentan los autores- durante mil millones de años; la décima parte de la existencia del planeta antes que el Sol, al convertirse en una gigante roja, achicharre a la Tierra. Las bacterias fueron las señoras de nuestro planeta durante los primeros miles de millones de años de la existencia de la biosfera y las bacterias recuperarán su dominio en los últimos miles de millones. Durante un breve intervalo (la sexta parte de la probable existencia de la biosfera) plantas y animales participan en el juego de la vida, y en apenas un suspiro una especie consigue soñar con las estrellas. De vez en cuando, a los humanos contemporáneos, convencidos del poder omnímodo de la tecnología, no nos viene mal un poco de humildad.

2 comentarios:

C. Armesto dijo...

13 09 08

Estimado amigo

Estoy de acuerdo contigo. La aparición de la inteligencia en la Tierra supone un acontecimiento de la misma importancia, en mi opinión, que la aparición de la vida. Hace 3500 millones de años surgió una biosfera que cambió el devenir del planeta; y hace unas cuentas decenas de miles de años apareció la inteligencia y con ella otra vía de evolución: la evolución cultural; a partir de ese momento, la biología deja de tener la primacía en la evolución humana -es demasiado lenta-. Usando la ciencia, uno de los productos de la evolución cultural, estamos moldeando el planeta, podremos modelar los seres vivos, e incluso nuestra propia especie; y si no nos destruimos, quizá seamos capaces de modificar la Tierra, quizá la abandonemos, tal vez hagamos habitables otros planetas, o acaso…

Aclaro un poco la argumentación del comentario original: la hipótesis que sostengo es que la evolución de un planeta sigue un camino si no contiene vida, uno diferente si tiene una biosfera y aún otro, si viven en él seres inteligentes: la evolución biológica (sin inteligencia) supongo que es como proponen los autores del libro mencionado. Ya podemos predecir la evolución de un planeta inerte, estamos aprendiendo a predecir la evolución de planetas con biosfera, la evolución de astros en los que hayan aparecido inteligencias se me antoja absolutamente impredecible. Aún así, sé condescendiente conmigo y permíteme especular un poco: se tardaron cinco siglos (desde el descubrimiento de América) en convertir un país americano en primera potencia mundial. Estimo en cinco siglos (desde que alunizó el primer hombre) el tiempo en que alguna colonia humana extraterrestre sea tan poderosa como la Tierra: quizá se trate de humanos establecidos en la Luna, tal vez en Marte, o en alguno de los satélites de Júpiter, o en algún asteroide. Ya argumenté, en otro momento, las causas por las que estimo como probable que seamos la única vida inteligente que existe en la Vía Láctea; siendo así creo que la colonización de la galaxia es nuestro destino futuro. Como puedes comprobar leo con provecho los libros de Isaac Asimov.

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

Hay que distinguir entre la ignorancia, las hipótesis falsas, las hipótesis posibles, las hipótesis probables y las hipótesis ciertas.

1º Que sea posible que en Platón haya un océano de agua líquida bajo su superficie no quiere decir que sea cierto.
2º Que sea posible que puedan vivir bacterias no quiere decir que haya bacterias.

Saludos de Epi