Durante las últimas décadas hemos
asistido a una continua subestimación de la importancia de la memoria en la
educación. A un buen alumno en la década de los cincuenta del siglo pasado se
le exigía memorizar nombres y más nombres, cifras y más cifras. Nos encontramos
en la actualidad en el extremo contrario: no memorices, razona, razona y
razona. Disiento de la negación y comparto las tres afirmaciones. Como
científico me pregunto: ¿es posible razonar sin una buena fuente de noticias?
¿Acaso disponer de una memoria cargada con una buena selección de datos no es
igual de importante que un buen sistema de razonamiento? ¿Qué le exigimos a un
ordenador? Que tenga un buen microprocesador y una gran memoria, es decir que
razone (perdón, que procese) bien y que almacene mucha información. Y este
preludio viene a cuento de que los neurólogos han calculado que una persona
puede almacenar a lo largo de su vida trescientos trillones de bits, es decir,
nada menos que trescientos mil millones de gigas, ni más ni menos; una cantidad
de información muy superior a la del genoma humano (un billón, aproximadamente)
o a la de un moderno superordenador. Tanta información se debe a que toda la
experiencia sensorial consciente e inconsciente queda registrada en nuestras
neuronas: me asombra, y más incluso que la inmensa cantidad de información
almacenada, la selección que hacemos, pues sólo recordamos la más relevante.
¿Podremos alguna vez añadir al cerebro
prótesis de memoria con capacidades lingüísticas o matemáticas? ¿Para qué
instalar prótesis artificiales en la cabeza -quizá se pregunte algún sagaz
lector- si es sabido que sólo usamos el diez por ciento del cerebro? Aprendamos
a usar el cerebro entero y otro gallo cantará. Quienes defienden tal tesis se
olvidan de la segunda parte de la investigación del famoso diez por ciento. Es
verdad que cuando un humano efectúa una tarea cualquiera utiliza sólo el diez
por ciento del cerebro, pero también lo es que cuando cambia de tarea vuelve a
usar el diez por ciento, ¡en una región del cerebro distinta de la anterior! Es
decir, si hacemos múltiples tareas, como suele suceder habitualmente, empleamos
todo el cerebro y no sólo una parte minoritaria de él. Una mentira, por más
veces que se repita, nunca se convertirá en verdad ¡Qué le vamos a hacer!
2 comentarios:
Estimado amigo
Los neurocientíficos cuentan con dos teorías para explicar la codificación de recuerdos en el cerebro. Una teoría sostiene que la representación de un recuerdo se almacena en trozos que se distribuyen en millones o miles de millones de neuronas. La otra teoría -que ha ido ganando credibilidad- mantiene que un número reducido de neuronas (miles o menos) construyen una representación localizada de una imagen.
Estimado amigo
1º La memoria está diseminada en distintas regiones del cerebro (las palabras, por ejemplo, en el centro del hemisferio derecho).
2º Los neurólogos saben que los enfermos de Alzheimer tienen las neuronas del hipocampo deterioradas; cabe pensar entonces que tal estructura cerebral esté relacionada con la memoria.
Saludos de epi
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